@fabozugaide

“La única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como velas romanas a través de la noche”

Un día como hoy pero de 1969, falleció el escritor norteamericano Jack Kerouac. Para aquellos que no lo conocen, Kerouac fue uno de los iniciadores de la generación Beat en la década de los años 50, junto a escritores como Allen Ginsberg, William Burroughs y Neal Cassady, este último inmortalizado en su novela On the Road (1957), con la cual, Kerouac hizo que la escritura pareciera algo apasionante, sacó la literatura de las bibliotecas polvorientas y premios académicos, para unirla a la música, la carretera y la búsqueda de sentido a la vida.

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En dicha obra, Kerouac nos narra de manera autobiográfica, la etapa de su vida en las carreteras, haciendo autostop y visitando clubes de Jazz. Cada vez que suena algo de música en sus narraciones, Kerouac se toma la molestia de identificar de qué se trata: Billie Holiday, Charlie Parker, Dexter Gordon, Slim Gaillard, Lester Young, Anita O’Day, George Shearing y Willie Jackson se pasean por las páginas de On The Road, en donde Kerouac visita clubes y convive con los hipsters auténticos de la época. Me refiero a los surgidos después de la gran depresión y la caída de la economía que tenían una visión pesimista y cuestionaban los valores y estilo de vida norteamericano y no los de hoy que van a la moda usando camisas de “obrero” carísimas incapaces de ensuciarse las manos cambiando una llanta.

Las abundantes citas y referencias a músicos, canciones, figuras musicales e instrumentos no dejan duda acerca de la importancia que tiene la música en la obra de Jack Kerouac y viceversa, por ejemplo, un compañero de John Lennon, cuando estudiaba arte en una academia de Liverpool, recuerda al músico leyendo On The Road: “Estábamos siempre hablando de la generación beat”.

Músicos de la talla de Bruce Springsteen visten las camisas y vaqueros de Kerouac, basando en él toda su fascinación por el origen trabajador, la educación católica, los coches rápidos y los paisajes abiertos.

Ray Manzarek dijo alguna vez que sin la influencia de Jack Kerouac, probablemente The Doors jamás habrían existido: “Su novela On The Road, es una búsqueda de libertad. Nos transmitía una sensación de ganas de viajar sin rumbo por los grandes territorios de América y expandir nuestras conciencias. Ese libro me enseñó que podía liberarme de las restricciones de la sociedad y la religión en la que me educaron, ir más allá de lo que mis estudios indicaban que tenía que hacer, explorar ámbitos prohibidos, y lo mismo le sucedió a Jim. Los escritores de la generación beat mostraron eso a toda una generación.”

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Al final de la segunda parte de On the Road, aparece una detallada crónica de un concierto de Slim Gaillard en San Francisco. En dicho pasaje, podemos darnos cuenta de la fascinación de Kerouac por la música: su alter ego literario reconoce el comienzo de C-Jam Blues en cuanto el guitarrista toca al piano la primera nota: Do (C). Es ahí cuando Kerouac nos deja saber del gran oído musical que poseía, única manera de identificar una nota aislada, y era un oyente privilegiado.

Jack Kerouac falleció a los 47 años a causa de una cirrosis dejando más de 20 novelas y poemarios y una gran influencia en la música de todos los tiempos.

Si quieres entrarle Kerouac, sin duda alguna comienza por On The Road, aquí en México puedes conseguirlo con la Editorial Anagrama.

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