Reseña y fotos por Heber Canett Tabera

Deudas que son saldadas en su momento. Cerca de las 21:00 horas de este martes 6 de agosto, El Plaza Condesa ya estaba prácticamente lleno, sólo restaron 10 minutos más para que el cuarteto de Leeds, Inglaterra, Alt-J tomara el escenario y sonaran los primeros acordes de “Intro”, con un público tranquilo pero expectante, que no perdió oportunidad para establecer de inmediato una suerte de complicidad con los músicos que también estallaron en gritos y aplausos desde la primera rola.

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Contundencia, esa es la palabra la noche del martes. Alt-J nos ofreció un primer concierto sólido, una propuesta rica en atmósferas llegadoras, acordes finos y armonías de voces muy bien colocadas, con una interpretación impecable.

Los momentos cumbre de la tocada fueron cuando llegaron “Something Good”, que prácticamente todo mundo coreó y que evidentemente es una de las favoritas de la gente, “Fitzpleasure” con ese detalle tan particular de las castañuelas, “Tesselate” y “Matilada”, en donde Joe Newman (guitarra/voz) mostró una sonrisa de oreja a oreja cuando dejó de cantar por unos segundos y se dio cuenta de que la gente conocía bien la letra. Por ahí tocaron también un cover de la australiana Kylie Minogue.

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El cierre de poder vino con “Breezeblocks”, para después rematar en el encore con “A real Hero” (cover de College) y “Taro”.

Pese a lo corto del concierto (una hora con 20 minutos, aproximadamente), la gran mayoría de los asistentes quedamos satisfechos, el sonido con las clásicas fallas técnicas de las primeras dos rolas, pero después de eso, todo fue viento en popa.

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A título personal de quien esto escribe, tal vez el único “pero” que tuvo el concierto de anoche, es que pareció ser un show muy armado, muy metódico, sin mucho espacio para la sorpresa o el error. British people, al fin y al cabo. Una gran noche.