¿Se imaginan una película de terror acerca de tiburones, que NO esté mala y además se haya estrenado en Cannes con críticas favorables? No tienen por qué imaginarla, porque sí existe y está a punto de estrenarse en nuestras salas.
Por Irma Duarte.
Dangerous Animals (Animales Peligrosos) es la nueva película de survival horror del director australiano Sean Byrne. Byrne, famoso en el género por haber dirigido The Loved Ones (2009) y The Devil’s Candy (2015), regresa a la pantalla grande después de 10 años de ausencia con esta cinta, marcando así la primera vez que él dirige pero no escribe la obra.
La película sigue la historia de Zephyr (Hassie Harrison), una surfista norteamericana que se dedica a viajar por el mundo de manera transeúnte —nunca quedándose en un sitio por mucho tiempo. Durante su paso por Australia, ella coincide una noche con Moses (Josh Heuston), un australiano que pareciera querer algo más. Tratando de no establecer nada que la ate a él, ella huye a la playa, coincidiendo allí con Tucker (Jai Courtney), un guía que se dedica a dar la experiencia turística de nadar con tiburones. Después de intercambiar algunas palabras, Zephyr es secuestrada por Tucker, quien ya tenía cautiva a otra turista —con la intención de usarlas a ambas como comida para los mismos tiburones que él emplea en sus excursiones turísticas.
A grandes rasgos, es una simple historia de supervivencia en la que Zephyr constantemente está luchando por escapar de Tucker. Es una trama en la que los tiburones rápidamente pasan a segundo plano, pues incluso cuando están presentes ni siquiera te dan tanto temor como el psicópata de Tucker. Lo que verdaderamente enriquece la simpleza de la historia es el hecho de que la tensión, al igual que la violencia, va in crescendo, culminando en una serie de secuencias que hacen que uno se estremezca y grite por lo que está pasando a cuadro. Realmente es delicioso la manera en la que la cinta maneja esta tensión, te atrapa desde el primer momento y no te suelta hasta poco antes de que termine la película.

Narrativamente, es una sorpresa que los tiburones no sean el villano principal de la película. Si bien no es la primera vez que una obra de esta naturaleza nos recuerde que el verdadero villano es el hombre, en este caso sí es refrescante que los tiburones no sean más que un elemento secundario. Sobre todo cuando desde el punto de vista de marketing, pareciera que no sería así. Además, es muy grato que cuando estos animales están presentes en pantalla es para recordarnos que su naturaleza no es violenta, ayudando así a rehabilitar su imagen de ser un peligro para el hombre.
Dangerous Animals no serviría sin un buen elenco, pues en ellos recae el transmitir tanto el miedo como el dolor que la situación les está provocando. Nuestra protagonista Harrison nos recuerda lo que es una verdadera final girl: siempre dispuesta a lo que sea con tal de que el villano no se salga con la suya. Transmite la fortaleza que su personaje requiere para sobrevivir y convence completamente a los espectadores del dolor que su cuerpo está sintiendo en los distintos escenarios que debe atravesar. Courtney, por su lado, le hace una fantástica dupla a Harrison con su interpretación de Tucker. Él hace que el villano sea tan atemorizante como es simpático, recordándonos la realidad de que muchas veces el peligro yace detrás de una cara sonriente. Es difícil bautizar tan sólo un momento de su interpretación como “el mejor”, porque realmente lo hace espectacular en todo el filme.

Sin embargo, su secuencia de baile seguro será recordada como uno de los momentos más emblemáticos del terror moderno. Asimismo, no puede dejarse atrás la mirada hipnotizada que asume mientras ve a sus presas ser devoradas por los tiburones: captura perfectamente el balance entre el placer que siente al ver el sufrimiento y la locura de la que es víctima.
Estéticamente hablando, la película es muy rica, pues desde un inicio establece una paleta de colores (amarillo con azul) a la que se apega inclusive cuando los escenarios o la iluminación dentro de la historia cambian. En ciertos momentos pareciera rendir tributo a los vibrantes colores que caracterizaban a las películas ochenteras de terror. Es este cuidado en el diseño de producción, capturado brillantemente por la foto, el que ayuda a que se cree un producto que sea visualmente atractivo y apoye a que la audiencia le dé una oportunidad a una historia de esta naturaleza.

Dangerous Animals comprueba por qué la crítica la ha favorecido desde su estreno en Cannes. Es una película que reconoce el tono de locura de su naturaleza y que no lo baja en ningún momento, dando así una experiencia inolvidable para la audiencia. Es el tipo de obra que se disfruta más en pantalla grande y acompañado de un público con quien compartir la experiencia. Dangerous Animals llegará a cines mexicanos el jueves 18 de septiembre y cumple al 100% con su reputación de ser una buena cinta de tiburones. Le agradecemos de nuevo a nuestros amigos de Diamond Films México por la invitación y no se pueden perder esta película en cines.








