Ann Dreyfuz es de esas artistas que llegan sin hacer ruido, pero que terminan habitando cada rincón de quien la escucha. Su historia comenzó en los escenarios, cuando aún era una niña y el teatro le enseñaba a sentir el mundo con intensidad. Más tarde estudió Comunicación, siguió actuando entre bambalinas universitarias y, por un tiempo, creyó que quizá su camino se alejaría del espectáculo. Pero la creatividad, cuando es auténtica, siempre encuentra la forma de regresar. Y en 2022, casi al cierre de su formación en música, Ann descubrió que la canción era el lenguaje que mejor sostenía sus emociones, sus ideas y ese fuego íntimo que pedía ser compartido.

Hoy, su proyecto nace desde un lugar secreto, un territorio interno donde la incomodidad de existir se transforma en arte. Ann compone desde preguntas, desde la duda y desde la búsqueda constante, y ese impulso se siente en cada una de sus canciones. No se limita a un molde ni a una estética fija: puede mostrarse delicada en una balada, áspera en un corte más cercano al rock o libre en experimentos que coquetean con texturas urbanas y electrónicas. Su sonido es, ante todo, honesto.

Temas como Los Grises, ¿Estás ahí? y Fin del mundo funcionan como ventanas a su universo creativo: íntimo pero expansivo, personal pero conectado con quienes han sentido alguna vez que el mundo pesa y, aun así, quieren seguir explorándolo. Ann invita a escucharse a uno mismo mientras se la escucha a ella, como si cada canción fuera una conversación pendiente.

Su música no pretende dar respuestas, sino acompañar el recorrido. Y en ese viaje, Ann Dreyfuz se convierte en una artista que vale la pena descubrir.