Cuando pensamos en pop comercial probablemente imaginamos canciones hechas para sonar una y otra vez en la radio, fórmulas de estribillos pegajosos, producción pulida al máximo y una estética visual diseñada para lo “perfecto”. Poppy, nombre artístico de Moriah Rose Pereira ha pasado buena parte de su carrera intentando desmantelar esa imagen: reinventándose, fusionando géneros, chocando expectativas y construyendo un discurso que dice “no encajar” no solo es válido, sino necesario. Su arte se ha vuelto un manifiesto anti-pop, una llamada de atención sobre lo que la música comercial nos exige y lo que sucede cuando alguien decide no ceder.

Poppy

De fenómeno viral a creadora indeleble

Poppy irrumpió en el escenario público hace varios años con videos en YouTube que mezclaban lo robótico, lo extraño y lo visualmente provocador, interpretando una imagen de chica androide que cuestionaba la cultura pop, la fama, los algoritmos y la sociedad digital. Esa Poppy “YouTube enigmática” fue solo el inicio. Con el tiempo rompió esa versión inicial, uno diseñada para viralizar y cuestionar, y comenzó a construir una carrera bajo sus propios términos. Ya no era solo personaje, sino persona y creadora con inquietudes profundas.

Su tercer álbum, I Disagree (2020), marcó un punto de inflexión: mezcla de metal, industrial, pop alternativo, momentos agresivos y melodías dulces; una ruptura explícita con lo que muchos esperarían de alguien en su rol pop. Canciones como Bloodmoney la llevaron a ser nominada en categorías inesperadas, demostrando que su estilo no cabe fácilmente en un solo género. Luego vino Negative Spaces (lanzado en noviembre de 2024), producido por Jordan Fish, que acentúa ese contraste entre lo brutal y lo suave, lo experimental y lo accesible, con momentos de metalcore y, a la vez, pasajes loungecore y synth pop. Esa tensión entre gritos guturales y coros cristalinos no es descuido, es estrategia.

Poppy ha hablado abiertamente del costo de entrar a la música comercial: lo que implica conformarse, responder a lo que otros esperan, los contratos que moldean al artista joven, la presión de ser “brillante y bonito” a expensas de la autenticidad. En entrevistas ha dicho que muchas veces le ofrecían fórmulas: “Puedes tener esto, que brilla, que es glitzy, pero debes ceder ciertas cosas”. Esa idea de ceder —tuviste que sacrificar parte de lo que realmente quieres— la ha rechazado sistemáticamente en su música y en su presencia. Es parte de ese manifiesto anti-pop: no querer rendirse a la lógica del molde.

El anti-pop de Poppy no solo está en el sonido, también en lo visual. Desde el vestuario, la puesta en escena, los videos, los gestos y la teatralidad de sus shows. Todo ha formado parte de una narrativa de disonancia artística: lo bello mezclado con lo áspero, lo inocente con lo salvaje, lo futurista con lo orgánico. Esa estética “cyber-pop / metal / industrial” es tan central para su identidad como sus melodías o sus letras.

Este tipo de propuesta tiene riesgos: alejarse de lo que “vende fácil”, incomodar oyentes, recibir críticas de quienes prefieren fórmulas más simples. Pero también tiene recompensas: una base de fans leal, reconocimiento crítico, nominaciones inesperadas y una voz que muchos identifican como refrescante, necesaria. Poppy ha demostrado que no es necesario elegir entre lo comercial y lo artístico; se puede hacer música que provoque y al mismo tiempo tenga alcance.

Y para quienes han seguido este camino con ella, pronto habrá oportunidad de experimentar ese manifiesto anti-pop en vivo. Poppy traerá su gira They’re All Around Us Tour a la Ciudad de México el domingo 12 de octubre de 2025, Auditorio BB, como parte de los conciertos más esperados del año.

Compra ya tus boletos para Poppy en Auditorio BB (CDMX) el 12 de octubre de 2025.

Poppy