Quien diga que Arctic Monkeys no es una banda trascendente, claramente está mintiendo. Pues nos regalaron uno de los show más esperados del año, y nos demostraron a fans y a los que no lo son tanto, que tienen la capacidad para domar a más de 65 mil almas, y conservar la compostura.
Desde la tarde del sábado, muchos de los fieles seguidores comenzaban a darse cita en el Foro Sol para iniciar la travesía de acampar hasta que la hora del show llegara, para las 5 pm del domingo, si bien el venue no estaba a su máxima capacidad, ya tenía una gran parte cubierta, esperando al primer acto de la tarde a cargo de Miles Kane.
Miles subió al escenario puntual, algunos afortunados lo habían visto la noche anterior en El Plaza, pero para otros su show era una completa sorpresa, no sabían a que se enfrentaban, y el resultado fue maravilloso.
Temas como “Colour of The Trap”, “Coup Da Grace”, “Come Closer”, y “Don’t Forget Who You Are” fueron algunos de los que desfilaron en el repertorio de Kane, que con pura buena vibra y esa iridescencia que le caracteriza, se adueñó del corazón de más de uno.
No era “el otro de The Last Shadow Puppets“, era Miles Kane. Así, a secas.
A las 7 aproximadamente, y después de la magnifica puesta de sol que Kane nos había obsequiado, las luces se apagaron y la gran manta que anunciaba a The Hives se iluminaba mientras Pelle Almqvist y compañía tomaban las riendas del escenario.
La multitud para este momento, estaba enloqueciendo. Pelle demostró que es un frontman absoluto cuando se dirigió en español a su público casi en toda la presentación, provocando gritos de euforia.
“¿Se la están pasando bien? ¿Espléndido? ¿Magnifico? Claro que sí, es The Hives“.
La banda sueca nos sorprendió con dos nuevos temas, que podrían formar parte de un nuevo disco en su repertorio, lo que no nos caería nada mal. La noche siguió hasta que su show culminó con “Hate To Say I Told You So”, y no podíamos esperar más que un descontrol total por parte de la audiencia, se armó el mosh-pit, volaban vasos, y los gritos inundaban el lugar.
“No silencio, no hay silencio en un show de The Hives“.
Después del show de los suecos, pasaron algunos minutos con música ambientando la atmósfera, anestesiando para el show tremendo que los de Sheffield darían a escasos instantes, y sucedió. Todo se quedó en completa oscuridad para luego ser iluminado por unas luces rojas y un sonido inquietante nos anunciaba la llegada de los Arctic Monkeys.
Era 2013 cuando Arctic Monkeys había pisado tierras mexas por última vez, 6 años después se coronaron en el Foro Sol con elegancia y hasta misticismo
“Do i Wanna Know” fue el tema con el que la banda abrió su presentación y cada una de las voces presentes la corearon de inicio a fin, a pesar de ser uno de los hits más criticados por algunos, la piel se erizaba de solo escuchar aquellos acordes.
La nostalgia nos propinó otro golpe duro con “Brianstorm” en el fondo, se veía a los asistentes brincando y tarareando cada riff, y la actitud de la banda iba en ascenso.
No había nada de aquél look al mero estilo clásico de Hollywood que venían manejando con anterioridad, contrario a eso, Alex Turner salió a escena con el cabello engominado y biker negra, ¿regresaba al estilo que habíamos visto en el AM?
Siguieron temas clásicos como “Snap Out Of It”, “Teddy Piker”, “Why’d You Only Call Me When You’re High”, “Cornerstone”, entre otros que marcaron su estilo cuando solían ser aquellos veinteañeros de los que el mundo se enamoró, pero en temas nuevos como “Star Treatment”, “The Ultracheese”, “Tranquility Base Hotel & Casino”, todo el recinto se iluminó de blanco, obra de los asistentes con el flash del celular en mano, pero no hay que confundirnos, que la intensidad bajara o subiera por momentos, jamás fue pretexto para que las personas perdieran su energía.
Todas y cada una de las canciones del setlist fueron entonadas por el público de principio a fin, lo que en algún punto de la noche, conmovió a Alex Turner, llevándolo incluso a las lagrimas.
“Es bueno estar con ustedes esta noche, Ciudad de México”.
El éxito de Arctic Monkeys siempre ha sido cuestionado por algunos, pero jamás podrá ser innegable.
Aquellos cuatro jovencitos británicos lograron convertirse en una de las bandas más influyentes de nuestros tiempos, no hay persona que jamás haya escuchado alguno de sus hits.
Creemos que el secreto de haberse convertido en un boom musical radica en que ninguno de sus álbumes suena exactamente igual.
En un show que se convirtió en sold out, la multitud era domada por aquellos 4 de Sheffield, era sometida un poco más conforme el set list avanzaba, y con justa razón. De haber sido una banda desenfadada en los 2000, su versatilidad se vio gobernada por una elegancia y madurez que pocas bandas encuentran y saben utilizar a su favor.
La banda agradecía por esa noche, de entrada a Miles Kane y The Hives, y es necesario mencionar que pocas veces se vive un show como aquél, por que en realidad no eran “dos teloneros y ya”, ambos actos dejaron el alma en el stage casi tanto como los estelares Monkeys; y por otra parte, a su público, miles de personas que esperaron años por ellos, por “sus monos”, y sin importar que fuera domingo, estaban en el Foro Sol, fieles y llenándolos de amor.
También hay que reconocer el tributo que ofrecieron a los suecos, al cambiar un poco la letra de “Star Treatment”, algo que enloqueció a todo aquél que había asistido al concierto:
“I just wanted to be one of The Hives,
Now look at the mess you made me make…”
Por el encore desfilaron temas como “Four Out Of Five”, “Arabella” y “R U Mine?”, y el público permaneció insaciable hasta que Alex Turner, Matt Helders, Jamie Cook y Nick O’Malley emprendían la salida de un show que había significado el regreso de los Arctic Monkeys a la capital mexicana después de 6 años.
“Gracias, Ciudad de México”.