Hablar del Festival de Avándaro, es hablar de uno de los fenómenos musicales y culturales más importantes de México, cuyo impacto perdura en la memoria colectiva, ya que se trató del primer evento masivo de su tipo, que también tuvo una doble naturaleza.

Por un lado jugó un papel fundamental para el rock nacional y los movimientos contraculturales de la época y por el otro, dio inicio a una intensa oleada de censura y persecución por parte del gobierno a todo lo que tuviera que ver con lo anterior.

Avandaro festival

 

¿El Woodstock mexicano?

Si bien, en su momento fue la comparación más adecuada por la similitud entre ambos eventos, en la actualidad seguir refiriéndonos a Avándaro como “El Woodstock mexicano” es despojarlo de su esencia e identidad.

La trascendencia del festival no se reduce al evento per se. Los factores sociales que le antecedieron y precedieron, también son parte del mismo; estamos hablando de 1971, tres años después de la matanza de Tlatelolco y el mismo año en que se llevó a cabo otra matanza de estudiantes en el infame Jueves de Corpus tan solo meses antes del evento.

En medio de un panorama de intensa represión, el festival de Avándaro fue una celebración, un despliegue de rebeldía y libertad más que necesaria y que aún en años posteriores pese a la censura, dio pie a un fenómeno de resistencia social por medio de la música, traducida en la proliferación de los llamados “Hoyos Funky” (patrocinados por la clase trabajadora y muchas veces facilitando lugares para realizar tocadas clandestinas) solo por mencionar algunos.

Hay que recordar que sin Avándaro, no habría sido posible concebir y consolidar el rock mexicano como lo conocemos ahora, ya que fue un semillero de artistas que poco a poco empezaron a crear sus propias canciones y encontrar su propio sonido.

Festival de Avándaro: El símbolo de rock y resistencia

Acá te dejamos una vídeo reseña narrada por Armando Molina, fundador y organizador del festival de Avándaro