La primera vez que escuché a Camera Obscura se sintió como abrir el antiguo joyero que en algún punto de mi adolescencia me fue heredado y a la fecha me parece, sigue siendo la comparación más honesta que se me puede ocurrir.

Una cajita de tesoros que te llena el alma cuando la volteas a ver y cuyo interior transmite algo con sus fragmentos y susurros de tiempos pasados que convergen en esta realidad temporal, deslizándose entre melodías y letras canción por canción, como un broche o un collar manchado que fue tocado por manos llenas de historias que, aunque personal y único para el artista, resuena profundamente en mi propio ser.

La encantadora banda de Glasgow, Escocia, fundada en 1996 por Tracyanne Campbell, John Henderson, Carey Lander, siempre ha destacado por su habilidad para tejer nostalgia y melancolía con una elegancia atemporal.

En cuanto a la voz, Tracyanne, desprende la calidez y el misterio de una antigua carta encontrada entre guantes de encaje y fotografías descoloridas, esto se va afianzando a lo largo de su discografía que abarca más de una década, en la cual el grupo ha explorado los rincones más profundos del amor y la pérdida a través de un pop que es íntimo con una sensibilidad poética raramente igualada en la escena indie, ofreciendo consuelo y conexión a quienes tienen el placer de descubrirlas. 

Camera Obscura: La nostalgia envuelta entre pliegues terciopelo

Todo lo anterior se refleja especialmente en tres de sus obras más aclamadas; desde Let’s Get Out of This Country del 2006, que, como un anillo de promesa cuidadosamente escondido entre pliegues de terciopelo, vamos descubriendo canción tras canción que evoca anhelo y el deseo de escapar para explorar, adentrarse en el cambio, el amor y la desilusión, My Maudlin Career del 2006 que como un recuerdo precioso en forma de un colgante olvidado, entrega canciones que se desenvuelven con elegancia nostálgica entre susurros de confidencias pasadas, narrando historias de amores perdidos y encontrados, de esperanzas que se elevan y caen como la marea, hasta Desire Lines, un medallón antiguo que, al abrirse, revela no una sino dos imágenes queridas. Un material que demuestra madurez en el sonido de Camera Obscura, meditando sobre la vida y los caminos que tomamos. Casi como mirar a través de un prismático y cada cambio de luz revela una nueva perspectiva.

La música, en su esencia más pura, es un tesoro que se hereda de corazón a corazón, y Camera Obscura ha sembrado sus semillas melódicas en un jardín fértil, donde florecen recuerdos, nostalgia y un sentido de pertenencia que solo puede entenderse al sumergirse en su discografía, similar a la sensación de envolverse en el cálido abrazo de una prenda que alguna vez fue amada por alguien más.

Los ecos de melancolía de Camera Obscura en el Foro Indie Rocks!

Camera Obscura: La nostalgia envuelta entre pliegues terciopelo

Se trata de tres noches sold out (22, 23 y 24 de junio) en las que los escoceses estarán hipnotizandonos, mientras nos presentan lo más nuevo de su carrera, Look To The East Look To The West, que si aún no has escuchado, deberías hacerlo ya mientras te preparas para vivir de primera mano, la belleza de su existencia.