La última edición del festival Ceremonia, sin duda, consolidó la historia de un evento único en la oferta cultural y de entretenimiento, pues además de su cartel, la presencia y difusión de la diversidad sexual fue uno de los factores que han definido a esta fiesta como una opción completamente diferente en México.
La diversidad sexual se muestra sin empacho alguno en Ceremonia, y es que sin dudarlo podríamos afirmar que cada una de las letras de las siglas LGBTTTIQ tuvieron presencia en este festival de música, en donde la inclusión y el respeto destacaron.
Prueba de ello, es la ya típica carpa “Traición”, un espacio impulsado por el colectivo del mismo nombre, quienes presentaron artistas nacionales e internacionales que se caracterizan por pertenecer a la diversidad sexual y expresarse por medio de la música y el baile. En “Traición” los prejuicios y los límites pierden forma, para abrirle el paso a la corporalidad y el ritmo, factores que hicieron una noche inolvidable.
Los miembros de la diversidad sexual y amantes de la noche han denunciado en redes sociales una crisis en cuanto a las opciones LGBTTTIQ para divertirse en la Ciudad de México, ya que estos espacios están siendo prácticamente invadidos por la homofobia e intolerancia, lo cual representa un riesgo para las personas que acuden a los típicos bares del Centro Histórico y la Zona Rosa; Ceremonia le puso el ejemplo a este tipo de lugares y lo pusó muy bien.
Entre drag queens, pañuelos verdes en pro del aborto, un montón de glitter, tacones y pelucas los asistentes demostraron que la música es política, que es necesario poner estos temas sobre la mesa y al mismo tiempo divertirse, pasarla bien, sin temor de sufrir alguna agresión de quien no entiende o no quiere entender lo diferente, incluso, vale la pena decir que, las peleas entre borrachos, comunes en otro tipo de festivales brillaron por su ausencia. Definitivamente nadie extrañó la típica pelea mientras esperan por ver salir al escenario a Molotov.
En Ceremonia la diversidad y la protesta se encontraron de nuevo: la famosa drag queen, Pabllo Vittar pusó a bailar a cientos de personas mientras agitaba su peluca y deslumbraba con su belleza, a unos metros, el colectivo Pussy Riot regresó a México para dar muestra del poder de su activismo que ha dado la vuelta al mundo, la exigencia por la despenalización del aborto y justicia por los feminicidios en México fueron parte fundamental de su presentación.
“Yo soy la pecadora, la del pañuelo verde. Yo soy la abuela de la Plaza de Mayo, la victoriosa…” fue una de las consignas durante el show de las rusas.
Por su parte, Rosalía, la joven que ha enamorado a miles de personas en el mundo con su visión del flamenco, no dudó en mostrar la pañoleta para demostrar su apoyo a la Marea Verde, gesto que le fue reconocido por la audiencia, es de destacar que el 90% de sus músicos son mujeres.
Ceremonia demostró que la inclusión, la seguridad y el respecto pueden estar ser garantizados y estar presentes en un evento musical masivo, lección que la competencia como el Vive Latino y el Corona Capital deberán aprender, pues están ante un festival que no tartamudea al afirmarse diverso, al mostrar todos sus colores, pelucas, pañuelos verdes y tacones.