Debe haber sido hace un par de años, o quizás tres a lo más, que el festival Ceremonia aún no agarraba suficiente revuelo en el ya de por sí nutrido panorama de los festivales musicales del país. Como respuesta, sus organizadores decidieron apostar por un esquema un tanto más contundente, saldando cuentas, apostando por un público más ligero y dotándolo de una identidad sin parangón.
Lo que inició como casi una fiesta-celebración de unos cuantos tipos con un gusto fresco, a lo largo de cinco emisiones se ha convertido en uno de los festivales con mejor propuesta musical, mediante un formato no tan kilométrico pero tampoco tan especializado, de nicho ni boutique, el cual le permite ser flexible e ir atendiendo diversos nichos sin sacrificar comodidad ni diversidad.
Ceremonia ha sabido equilibrar una selección de talento nuevo con propuestas electrónicas más pop, y algunas leyendas ya consagradas, al igual que nombres de artistas jóvenes que están en el momento más adecuado de su carrera.
Una vez más, Toluca será el escenario de la quinta edición del que pensamos es el mejor cartel de Ceremonia a la fecha, momento clave para el festival que, de llegar a buen puerto (y confiamos en ello), este año verá su consolidación y reforzamiento de su nombre como uno de los grandes festivales de México, ante un panorama especialmente complicado para las propuestas de espectáculos y cultura en el país.
Así, el próximo sábado 1 de abril (menos de un mes ya), el Foro Pegaso albergará nombres del calibre de Beach House, The Black Madonna, Floating Points o el enorme James Blake. Así también hay propuestas latinas que emocionan sobremanera, en especial los puertorriqueños Buscabulla o el ya muy querido en México Nicolas Jaar, de Chile. México también tiene su granito de arena con raperos residentes como Simpson a Huevo, La Banda Bastón o el buen Yoga Fire, quien atraviesa por un momento en el que la rima está al dente.
Sin embargo, lo que más asombra este año es el calibre de sus headliners, el cual congrega consensos etno-trap pop con mucha sustancia (M.I.A.), al tiempo que salda deudas noventeras-dosmileras que han sabido envejecer. Sin duda alguna, a muchos citadinos les será grato ver por primera vez a Björk, cerca de la ciudad y disfrutar del progressive trance el techno de sepa más sintética y elegante con Underworld, el dueto de culto que muchos queremos pero que pocos han visto como se merece cuando nos han visitados. Menú gourmet, sin duda.
Es emocionante ver el cartel del Ceremonia y saber que este año le dieron sus buenas vueltas a la curaduría y el presupuesto, para amarrar un cartel de lujo, en donde más de cinco nombres valen el boleto. Vinces Staples tirará la casa, seguro, y Sotomayor es un win-win que pondrá a mover los traseros con sabor. ¿Que si falta el rock? Aj Dávila trae ese híbrido Menudo-Ramones que tanto nos fascina. Hay para todos pero se mantiene una línea.
¿Será este el año de Ceremonia? En Freim creemos que es muy probable que sí. Que si Toluca viene frío, se compensa con ese gran cartel que posee, y hasta entonces habrá que disfrutar de esas congregaciones que unen, prometen y cumplen para departir baile y sonrisas de a kilo.