Durante los años setenta y a inicios de los ochenta en España surgió el cine quinqui, un subgénero cinematográfico que abordaba la vida de adolescentes problemáticos en malos pasos, que de manera involuntaria denunciaba el gran problema de delincuencia juvenil que existía en aquellas épocas.
El cine de los marginados españoles
Este tipo de cintas mostraban un sector muy olvidado de la sociedad española al que casi nadie ayudaba, pues se trataba de quinquis, gente perteneciente a la clase baja que en la mayoría de los casos son consumidores sustancias ilegales, sobre todo de la heroína (droga que se convirtió como en una plaga en la Península Ibérica y cobró la vida de muchos chicos y que fue el tema central de algunos filmes) .
Tal vez lo más interesante del cine quinqui es que los protagonistas de estas historias eran ladrones reales que se interpretaban a si mismos en la pantalla grande y gracias a esto tuvieron sus cinco minutos de fama, cuando pasa su popularidad regresaban a delinquir, la gran mayoría de ellos murieron tempranamente y algunos de los más celebres quinquis fueron Ángel Fernández Franco “El Torete”, José Luis Fernández Eguía “El Vaquilla”, José Antonio Valdelomar “El Mini”y José Luis Manzano. Los directores de este género más destacados fueron Eloy de la Iglesia cuyos trabajos más conocidos son El Pico, El pico 2, Navajeros, Colegas y Los Placeres Ocultos, y José Antonio de la Loma con Perros Callejeros, Yo, El Vaquilla, Los últimos golpes de El Torete y El último viaje.
A pesar de que en la mayoría de los casos solían ser hombres quienes se dedicaban a robar, también se buscó retratar un poco la visión femenina en el mundo quinqui. Así que en 1985 apareció Perras Callejeras, la cual narraba la historia de una pequeña pandilla de chicas que provenían de familias conflictivas, pero este título no fue muy popular que digamos.
Este cine podría catalogarse de crítica social gracias a los temas que abordan, a pesar de que se hizo con el fin de entretener y quizás provocar morbo al mostrar escenas explícitas de corte sexual y drogas. A pesar de que este cine ya desapareció, los quinquis aún existen sólo que ahora visten pants y traen tatuajes.