Diremos una obviedad para curarnos en salud: Depeche Mode es una de las agrupaciones más revolucionarias de todos los tiempos. Su aporte a la música pop y electrónica es prácticamente inconmesurable. También es una de las bandas más entrañables del público mexicano y también una de las más longevas en la palestra pública (casi cuatro décadas de trayectoria). Partiendo de esto, habría que decir con honestidad también, y sin ánimos de herir suceptibilidades, que la banda inglesa se acerca de una manera u otra a la recta final de su fructífera carrera.
En este sentido, y tomando en cuenta las diversas vicisitudes por las que ha pasado la banda, sobre todo su vocalista Dave Gaham, Depeche Mode resulta también en una suerte de milagro de la naturaleza humana que, contra viento y marea han podido seguir vigentes de una manera u otra continúan vigentes en el gusto de los grandes públicos.
Gaham fue únicamente cantante de la banda hasta hace menos de veinte años, desde el Playing the Angel (2005), cuando comenzó también a componer. Y es que pese a las carencias y virtudes de cada elemento del grupo, Depeche Mode no se entiende en sentidos aislados. Vamos, no son una entidad como The Rolling Stones, en donde el peso de Jagger y Richards es sumamente marcado. Aquí, Martin Gore y el fallecido Andrew Fletcher son y fueron piezas clave en el sonido característico del grupo. Incluso la aparición esporádica de Vince Clarke y Alan Wilder han influído en la fortaleza que hoy es legendaria.
En Freim, fuimos a las profundidades de Depeche Mode para dar muestra de su poderío y grandeza.
Cuenta la leyenda que Dave Gaham se la pasaba emulando a Bowie y a sus héroes punks con desparpajo hasta que conoció en 1980 a Vince Clarke, quien de volada lo contactó para ser la voz de su banda, llamada Composition of Sound, en donde conoció también al gran Martin Gore y a Andy Fletcher.
Tras el lanzamiento de su primer opus, el excelso y revolucionario Speak & Spell (1981), Depeche Mode llamó la atención, fue subiendo peldaños muy pronto y el éxito llegó a muy temprana edad para todos sus integrantes, siendo Dave Gaham el más expuesto al estrellato y sus tentaciones.
Canciones pop de corte sensual e intimista, aunque con una frialdad y cierta oscuridad, en 1983, Depeche Mode pega duro dentro del catálogo de Mute Records y logra uno de sus primeros cortes prominentemente pop. Qué batería, sintetizadores bárbaros, ¿cómo no emocionarse con un corte así?
Durante la primera mitad de los ochenta, Depeche Mode fue reconocido por sonar duro, complejo, potente, cuasi industrial pero con una sensibilidad pop, que lo mismo atendía el genio para confeccionar canciones efectivas, que para desarrollar soundtracks sensuales para el cuerpo y la fiesta. Las huestes más puristas defienden los seis discos previos al Violator (1990), en buena medida porque son el cimiento clave. Esta es una clara muestra de una banda en franco y merecido ascenso. Dave Gaham comandando dos caballos llenos de ego, sensualidad creativa y genio musical.
Con Black Celebration (1986) llega el cierre del primer círculo de Depeche Mode, su gran ascenso primario, y también el primer acercamiento con las drogas y el dark side evidente en el cosmos creativo de la banda. También es una de las veces en las que Martin Gore sale a relucir para hacer notar que el genio creativo detrás de Depeche Mode es él. Aventando el hombro aún en pleno sentimiento de camaradería. Un disco con temas poderosos, esenciales diríamos. Si Black Celebration subió las cosas de nivel, fue también quizás para preparar el terreno para lo que vendría después: un tiempo de turbulencias, cuestionamientos profundos y, ¿por qué no? Canciones con mayor alcance. Depeche Mode había cumplido seis años de ser una de las bandas más propositivas y contundentes de su tiempo.
Violator (1990) supone el gran salto de Depeche Mode en el inconsciente colectivo popular de prácticamente todo Occidente. Buenas canciones, una estética sexy y lúgubre, al tiempo que su estilo se depuraba consistentemente. Todo esto tuvo un coste brutal sobre la salud de Dave Gaham, quien se vio inmerso en una vorágine intermitente de decadencia y drogadicción, la cual crecía inversamente proporcional a las capacidades creativas de la banda. Con Violator comienza el mito, el nivel masivo de producción, el poder…y también atisba la vuelta sin retorno hacia aquellos días dorados de synth pop chicloso. Aquí es donde dan inicio los himnos profusos y personales. Y también el endiosamiento de Gaham como un símbolo.
Los noventa fueron conocidos como la etapa de los excesos y el rock electrónico de la banda, también el pináculo de su carrera, en donde los estadios abarrotados, los intentos de suicidio y las recaídas iban en consonancia con las producciones más densas, los pasajes más oscuros, el nuevo matrimonio de Gaham y también el protagonismo creativo de Martin Gore, quien cada vez se friccionaba más con Gaham. Songs of faith and devotion (1993) y ULTRA (1997) son sin duda alguna los discos más densos y dolidos, pero también los más excelsos y profusos.
Tras la publicación ULTRA, Dave Gaham logra salir de su adicción, no sin blindar su vida privada con una casi nula ausencia de comentarios al respecto. Casi cuatro años de silencio y la nueva etapa de la banda había llegado. Para muchos una bocanada de aire fresco, para otros un claro sino de la madurez del grupo. Lo cierto es que en vivo, aquí Depeche Mode regresó con nuevos bríos, poderosos y deliciosos, con un audio y producción impecables. Prueba de ello fue su concierto en París. Enorme.
Muchos pensaron que tras el Exciter, Depeche Mode se había despedido por la puerta grande del Siglo XX y de los escenarios. Sin embargo, cuatro años después llega Playing the Angel (2005) para continuar la historia y marcar lo que aparentemente es una tercera historia en la historia de la banda, con un Dave Gaham cada vez más jovial y maduro, aunque para buena parte del público más exigente y la crítica especializada, la época de los hits y canciones entrañables se ha ido ralentizado.
Algunos piensan que la fuerza de Sounds of Universe (2009), Delta Machine (2013) y Spirit (2017) es inversamente proporcional a la grandeza de Depeche Mode en vivo, quienes como los buenos vinos, sólo se han hecho mejores y más contundentes con el tiempo.
Depeche Mode es lo que es un ente con vida propia, pese al peso de sus integrantes, aunque cuando el engranaje vuelve a funcionar, lo hace únicamente cuando el equilibrio de sus partes impera. Que así sea.
Depeche Mode regresa a la Ciudad de México
La legendaria agrupación se estará presentando de nueva cuenta en la Ciudad de México, en esta ocasión el recinto elegido es el Foro Sol el día 21 de septiembre, esto con motivo de su gira Memento Mori. No te puedes quedar fuera.