Desde Beccar, en el Gran Buenos Aires, nace Bándalos Chinos en 2009, con Gregorio “Goyo” Degano en voz, Iñaki y Salvador “Chapi” Colombo en guitarras y sintetizadores, Tomás y Matías Verduga en guitarra/percusiones y batería, y Nicolás Rodríguez del Pozo en el bajo. Lo suyo empezó siendo joven, promesa, juegos eléctricos, influencias del electropop, synthpop, el rock suave, melodías luminosas, una estética fresca, de colegio, de tardes con amigos. Esa frescura fue su marca inicial, lo que permitió que su sonido creciera sin perder identidad.

BACH (2018): punto de despegue
Hasta BACH, su álbum de 2018, Bándalos Chinos ya venía trabajando con EPs y canciones dispersas, pero con ese disco llegaron a consolidarse. Grabado en los estudios Sonic Ranch (Texas) y producido por Adán Jodorowsky, BACH les permitió pulir melodías más complejas, arreglos más cuidados, coro, sintetizadores más presentes, letras que mezclan alegría y algo de melancolía, nostalgia junguiana, viajes, deseos, amores que se escapan. Canciones como Vámonos de viaje, Demasiado o Departamento mostraron una banda que entendía el indie pop, pero también sabía jugar con capas electrónicas, con lo luminoso, con lo emocional. Con BACH ganan reconocimiento, premios Gardel, nominaciones a los Latin Grammy, y la capacidad de llenar escenarios más grandes, de ser esperados.
Pero BACH no los ató: puso el punto de partida para más riesgos, porque esa frescura juvenil, ese impulso inicial, se sintió también en cada nota, no como algo ingenuo, sino como algo con corazón, con ganas, con autenticidad.
El Big Blue (2022): madurez con sonido propio
Cuatro años después, con El Big Blue, la banda dio un paso adelante que al mismo tiempo parecía volver hacia lo esencial. También producido con Adán Jodorowsky y grabado en el Sonic Ranch en su sala “Big Blue”, fue un disco de once canciones que combina lo acústico con lo electrónico, ya no todo sintetizadores, no todo arreglo pulido, sino instrumentos tocados en vivo, grabación en cinta, tomas simultáneas, menos edición digital. Esa decisión, de grabar instrumentos juntos, sin overdubs, de una sola toma, le da al álbum un carácter orgánico, honesto, lleno de aire, espacio, de errores que suenan humanos, de momentos que respiran.
Temas como Mi Fiesta, Cállame y La Final muestran su capacidad de seguir haciendo canciones pegajosas, de himnos de festival y baile, pero sin renunciar a complejidad emocional: nostalgia, deseos, fantasmas del pasado, la idea del viaje, de la fiesta, pero también el peso de lo que se deja atrás. El Big Blue suena grande, pero su grandeza se sostiene en la sencillez emocional, en la honestidad de lo tocado en vivo, en el gusto por el detalle, en aprovechar lo que aprendieron en BACH y en Paranoia Pop (2020) para no repetir, para evolucionar.
Evolución sin traición
Lo más notable es que Bándalos Chinos ha logrado alguien difícil: crecer sin traicionar su identidad. No se volvieron oscuros para ser “cool”, no se olvidaron de lo pop, no abandonaron las melodías. Cada innovación —sean arreglos más sofisticados, producción más ambiciosa, mezcla de lo electrónico con lo orgánico— ha estado acompañada de una reflexión interna: ¿qué somos?, ¿qué nos gusta ahora?, ¿qué queremos expresar? Y hacer eso les permitió que sus discos suenen distintos unos de otros, que el público crezca con ellos, que los escuchemos ya no como promesa sino como referentes.
También cambiaron su manera de componer. Más tiempo en estudio, menos urgencia. En fechas recientes han hablado de tomarse pausas, de reiniciar procesos, de salir de la discreción de lo que funciona para explorar lo que les duele, lo que les gusta, lo que los desafía. Esa madurez creativa aparece claramente en El Big Blue, donde se nota una producción más cuidada, un riesgo en grabación en vivo y una apuesta estética que mezcla lo moderno con lo clásico, lo local con lo global.
Bándalos Chinos estará presentándose en la Ciudad de México el 22 de octubre de 2025 en el Auditorio Nacional. Será una celebración de su recorrido: canciones de BACH, de El Big Blue, de sus etapas más luminosas, pero también de sus riesgos más recientes, de lo que se ha ganado con el tiempo, lo que aún falta, lo que se sueña.

Compra tus boletos ya y prepárate para una noche donde la frescura no se pierde, donde la madurez convive con la emoción, y donde cada canción es testimonio de crecimiento artístico.








