La forma de entretenernos ya no es la misma que hace 20 años. Si antes nos conformábamos con lo que se emitía por televisión, en los últimos años, el auge de las plataformas digitales, los creadores de contenido y la participación directa del público han cambiado las reglas del juego.
La digitalización borró las fronteras entre ocio y vida cotidiana. Hoy el entretenimiento se construye en tiempo real: desde un hilo de X (Twitter) hasta una sesión en Discord o una charla en vivo en Instagram. Así, el ocio online es conversación, identidad y comunidad. Y en el centro de todo está la economía del contenido: un ecosistema donde la atención se ha convertido en la nueva moneda.
De la pantalla al vínculo directo
Las redes sociales, los servicios de streaming y las plataformas de suscripción han cambiado completamente la relación entre creadores y audiencias. En México, más del 83% de la población tiene acceso a internet y cerca de 93 millones de usuarios participan activamente en redes sociales, según DataReportal 2025. Esto no solo amplía el alcance del entretenimiento, también cambia su naturaleza: el público ya no solo consume, ahora colabora, interacciona y financia.
Los creadores de contenido se han convertido en marcas personales que generan economías enteras a su alrededor. Streamers como Samy Rivers, podcasters, artistas visuales, Youtubers como Luisito Comunica e influencers transformaron la interacción en producto. Así, plataformas como Twitch, Patreon o TikTok son ejemplos de este cambio: donde antes había espectadores, ahora hay comunidades.
La personalización, la clave de la economía del entretenimiento
Este cambio en la relación con el entretenimiento y sus protagonistas ha dado paso a la personalización en los contenidos y la interacción, puesto que las audiencias apuestan por experiencias a medida, ya sea a través de streamers o creadoras de contenido mexicanas. Por lo tanto, en este nuevo modelo, la conexión directa vale más que el contenido mismo.
Un ejemplo claro de esta tendencia está en la industria musical y del gaming, donde artistas y creadores ajustan sus contenidos según los gustos y comentarios de sus seguidores. Plataformas como Spotify o Twitch permiten que los usuarios influyan directamente en la experiencia, eligiendo listas personalizadas, participando en votaciones o interviniendo en tiempo real durante las transmisiones. Este tipo de participación redefine la relación entre creador y audiencia, haciendo que el contenido se sienta único y compartido.
Sin embargo, este cambio también se produce en otros sectores dentro de la gran industria del entretenimiento. Como es el caso de SimpleEscort México, donde la tendencia entre los servicios ofertados por las anunciantes ha cambiado desde la pandemia. Concretamente, las videollamadas y los packs de fotografías y vídeos eróticos bajo demanda forman parte de una nueva economía basada en la cercanía y la confianza.
Más allá del contenido: Pagar por cercanía
La economía del contenido ya no se basa en comprar información ni entretenimiento, sino en vínculo y reconocimiento. En un entorno tan saturado de opciones, el valor ya no está en la cantidad, sino en la autenticidad de los contenidos. Además, esa necesidad de pertenecer a comunidades explica por qué tantos usuarios están dispuestos a pagar una suscripción o bits por interacciones directas.
Según estimaciones de Grand View Research, el mercado mexicano de creación digital superó los 625 millones de dólares en 2023 y podría alcanzar los 1.580 millones en 2030. No se trata solo de crecimiento económico, sino de una nueva cultura de consumo donde cada clic representa apoyo, reconocimiento y participación.
En definitiva, el entretenimiento digital del futuro no se medirá por visitas o reproducciones, sino por el grado de conexión que genere. La economía de la atención está dando paso a una economía de la relación: un modelo donde lo valioso es la interacción mediada por la tecnología. Porque en esta nueva cultura del entretenimiento, mirar ya no basta. Hay que participar, conversar y construir juntos el siguiente episodio.








