Hablar del origen de The Mars Volta, implica echar un vistazo a una intrincada red de proyectos y bandas que de una u otra manera fueron ayudando a sembrar la semilla y consolidar el sonido, narrativa y estética de una de las agrupaciones que, a diferencia de muchas otras que se gestaban en ese entonces, no esperó pacientemente a que el nuevo milenio los recibiera amablemente, sino que llegó pateando la puerta de entrada de la manera más estridente y caótica posible, dónde aún en medio de toda esa entramada mezcla de sonidos, silencios y cambios atemporales, escondía un orden y estructura.
Así que, de pronto, mientras el clima musical de inicios de los dosmiles se sacudía del grunge dominante de aquella época y el nu metal empezaba a hacerse presente, dos afros atascados, que a primera vista parecían haber salido de algún agujero en el tiempo desde los setenta para asentarse en aquella actualidad como “time leapers” errantes que saben adaptar sus orígenes y proyectar atemporalidad, llegaron para marcar una huella indeleble y dejar boquiabierto a más de uno, a todos aquellos que se acercaran a su propuesta. El propio Cedric lo advertiría dentro de una de sus canciones: Caveat Emptor, (“Advertencia al comprador”) dentro del segundo tema presente en el De Loused In The Comatorium, su carta de presentación y tributo a un amigo caído.
Nihil ex nihilo
Sin embargo, detrás de todo el misticismo que aquellos dos hombres menudos de apariencia groovera podrían llegar a proyectar, hay una locución latina (como si al hablar de The Mars Volta, no fueran recurrentes) que dice “Nihil ex nihilo” o “Nada viene de la nada” y eso nos lleva directamente a un nombre en específico: De Facto, el punto de inflexión que derivó en la que conocemos actualmente como una de las bandas más influyentes de la música contemporánea.
De Facto surge a raíz de esa inquietud, que ya desde la época de At The Drive In, se había implantado en las cabezas de Omar y Cedric: la experimentación con diversos sonidos que les permitiera dejar atrás aquello a lo que estaban acostumbrados a hacer con ATDI y que además les diera esa libertad creativa que ya no podían percibir dentro de la banda, misma que ya contaba con un gran reconocimiento y había logrado un estatus de culto entre los círculos underground norteamericanos, algo que aparentemente sofocaba a estos dos, que comúnmente se les veía tensos.
En una entrevista revelaron que había ocasiones en que cada quien se encerraba en su espacio para escuchar música: “Mientras ellos ponen a Foo Fighters y música rock, nosotros ponemos a Eddie Palmieri o Tom Waits, es algo raro pero es la música con la que crecimos”
Solo bastó con hacer unas llamadas a algunos viejos amigos, también músicos, con los que compartían la misma visión, para dar pie a un proyecto que a todas luces, buscaba honrar a la legendaria figura y referente principal del Dub y Reggae: Lee “Scratch” Perry, al tiempo que comenzaban a coquetear con géneros como el Jazz, Son y la Salsa, colaborando inclusive con el padre de Omar, quien se sabe, pertenece a un linaje de músicos y amantes del género; esto fue De Facto.
La alineación era cambiante pero al final se quedó con Omar Rodríguez en el bajo, Cedric Bixler en la batería y percusiones, Isaiah Ikey en los teclados, Jeremy Ward en la manipulación del sonido y hasta el propio John Frusciante en la guitarra. La banda se solía presentar en su círculo under de Texas, también después de algunos de los shows con ATDI, dónde afirmaban que el nombre que usaban era “Sphinktators” (banda de punk de Omar) pero no fue sino hasta antes de su primera grabación que se inspiraron en el nombre de ‘De Facto Cadre’ Dub’ para ponerse De Facto.
La agrupación lanzó tres grabaciones: “Megaton Shotblast” “How Do You Dub?You Fight For Dub, You Plug Dub In” y “Légende du Scorpion à Quatre Queues” todas del 2001
Sólo hasta que tiempo después se une a la agrupación la bajista Eva Gardner, es como reestructurarían el concepto inicial y pasaría a ser definitivamente The Mars Volta dónde bueno, el resto es historia.
Lamentablemente es lo único que sobrevive a la “fugaz” aparición de la banda y lo que podremos escuchar de ellos. Todo quedó ahi, en esos increíbles materiales, pues luego de las lamentables muertes de Jeremy Ward en el 2003 (días antes del lanzamiento del De Loused) y de Isaiah Ikey en el 2014, una reunión o material nuevo, es prácticamente imposible.