En la actualidad, muchos hijos de celebridades terminan atrapados en la sombra del apellido, Gracie Abrams decidió hacer justo lo contrario: construir su propio universo musical, íntimo y confesional, hasta convertirse en una de las voces más queridas de su generación.

Una voz frágil que encontró fuerza propia

Gracie Abrams

Hija del director J.J. Abrams y la productora Katie McGrath, Gracie creció rodeada de cámaras, sets de rodaje y guiones. Sin embargo, el cine nunca fue su lenguaje principal. Desde temprana edad encontró en la música un refugio, un espacio donde podía volcar emociones crudas sin preocuparse por narrativas épicas ni efectos especiales. Con apenas un par de acordes y su voz temblorosa pero firme, comenzó a crear canciones que parecían diarios abiertos, confesiones que conectaban con cualquiera que las escuchara.

Su primer EP, minor (2020), fue un manifiesto de vulnerabilidad: letras sobre desamor, inseguridades y relaciones fallidas, envueltas en una producción minimalista que dejaba todo el peso en la emoción. Lo que para algunos pudo sonar demasiado íntimo o frágil, se convirtió en la fuerza de Abrams: su capacidad de hablar sin filtros en una época en la que la autenticidad es un bien escaso.

Más tarde, su debut Good Riddance (2023), producido por Aaron Dessner de The National (colaborador cercano de Taylor Swift), la catapultó a otro nivel. El álbum consolidó su estilo como un híbrido entre el folk confesional y el pop alternativo, lleno de atmósferas delicadas pero con un filo emocional que calaba hondo. La crítica la abrazó, pero más importante aún, sus fans encontraron en ella a alguien que decía en canciones lo que ellos no sabían poner en palabras.

Este 2024 Abrams regresó con The Secret of Us, un disco donde su madurez artística brilla con más fuerza. Aquí se atreve a explorar dinámicas más pop, sin perder la intimidad que la define. La colaboración con Taylor Swift en “us.” fue la confirmación de que Gracie ya no es una promesa, sino una realidad en la escena global.

A lo largo de este recorrido, Abrams se ha convertido en una artista de culto, no por escándalos mediáticos ni campañas millonarias, sino por la conexión genuina que genera con su público. Sus conciertos suelen sentirse como confesiones colectivas: cientos de voces cantando con lágrimas en los ojos, reconociéndose en la fragilidad de sus letras.

Ahora, la Ciudad de México será testigo de esa experiencia. Gracie Abrams se presentará los próximos 26 y 27 de agosto en el WTC, trayendo consigo un show que promete ser tan íntimo como catártico. Una cita imperdible para quienes han encontrado consuelo, fuerza o simplemente compañía en su música.

Porque si algo ha demostrado Gracie es que, incluso viniendo de un linaje de Hollywood, se puede brillar con luz propia. Su camino no fue heredado, fue construido a pulso, canción tras canción, lágrima tras lágrima. Y ese viaje, ahora, se comparte en vivo.

No te pierdas la oportunidad de verla en el WTC de la Ciudad de México. Gracie Abrams está lista para convertir sus canciones en un recuerdo inolvidable junto a sus fans mexicanos.

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