Klaatu (@elklaatu)
(Dale play y escucha mientras lees)
Uno de los momentos más conocidos de Serge Gainsbourg dentro de lo que se denomina cultura pop, es indudablemente cuando sin la mayor gota de pudor le dice en cadena nacional a Whitney Houston que le gustaría cogérsela (sus palabras). Con este antecedente, es evidente que el señor se rige por otros estándares. La portada del álbum que incluye “L’Hôtel Particulier” retrata a una Lolita quinceañera* semidesnuda abrazando una muñeca. Nunca es bueno juzgar ningún objeto por su portada, pero sí te puedes dar una idea general del concepto que será desarrollado a lo largo del disco. Cuando comienza “Histoire de Melody Nelson”, más que las palabras, son los instrumentos los que nos acercan a ese ambiente en el que el amor y el placer suelen confundirse. Es así como progresivamente llegaremos a la quinta pista.
El momento que desde el inició ha sido anunciado, comienza a desarrollarse. Una guitarra rasposa, paso a paso, nos introduce en un mundo donde lo sublime y lo inmoral conviven armoniosamente, seguido de los graves de un bajo cargado de lujuria, acompañados de una batería sutil que incrementa la carga sex-funk que continúa y acompaña a una voz suspirante que describe detalladamente el interior del palacete.
El lugar se encuentra en algún número de alguna calle de París, eso no importa, es notorio que el narrador conoce el lugar a la perfección, conoce el código con el cual le permitirán la entrada. Solo. Acompañado. Qué más da. Sigue al mayordomo a través de las escaleras y los pasillos infinitos. Contempla los detalles barrocos que adornan figuras de ángeles dorados y diosas del Olimpo. Nuestro destino se asoma cuando entre las sombras alcanzamos a ver la habitación 44 bautizada con el nombre de la última reina egipcia. Espejos, figuras de ébano se convertirán en inertes observadores de la pasión derramada por nuestro guía y la joven Melody.
Dos notas crean la tensión producida por la expectación que precede al momento climático. Un excelente arreglo de violines, intempestivamente, rompe esa tensión para meterse en cada uno de los rincones de la habitación, colarse entre las sábanas y acariciar los cuerpos llenos de pasión y de sudor para desvanecerse lentamente.
L’Hôtel Particulier le imprime el sonido a aquellos momentos de deseo carnal fugaz extraviados en las camas de todo el mundo.
*La edad mínima de consentimiento sexual en Francia es de 15 años.