Eduardo Ramírez Villamizar fue un escultor y pintor colombiano, considerado el pionero del arte abstracto en su país. Con una larga carrera artística logró que sus creaciones fueran reconocidas a nivel nacional e internacional, por ello, aquí te dejamos con sus mejores obras de arte para que conozcas más acerca de este artista.
De Arquitecto a escultor, conoce las mejores obras de Eduardo Ramírez Villamizar
Nació en Pamplona en 1922, fue el menor de 11 hermanos y estudió arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia antes de obtener el reconocimiento mundial por sus pinturas y esculturas. Ramírez Villamizar es admirado por ser uno de los escultores más notables de su país, como muestra, las calles de su natal Bogotá cuentan con diferentes esculturas que realizó, entre estas destacan Nave Espacial, ubicada en plaza del Centro de Convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada.
Durante 1950, el artista viajó a París y Nueva York, donde expuso al modernismo internacional. Más tarde, una de sus piezas, The Black and White Painting, fue adquirida por el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1956 y dos años después ganó un premio Guggenheim.
Inicios en el arte abstracto
Cuando tenía 22 años, Ramírez Villamizar consiguió participar en su primera exposición colectiva, con una serie de acuarelas y pinturas que caracterizan el inicio de su trayectoria como pintor, aunque antes de su viaje a la ciudad de las luces, el joven artista practicaba un tipo de arte figurativo, influenciado por pintores europeos como Vincent van Gogh y Pablo Picasso. Sin embargo, en palabras del mismo pintor reconoce a Victor Vasarel y como su mayor influencia:
“Me enseño que no había que representar nada para expresar lo maravilloso de la creación; color, formas y geometría sumados son suficientes”.
En 1952, su exposición individual en la Biblioteca Nacional de Bogotá fue una de las primeras muestras de pintura abstracta. Pero fue en 1957 donde recibió el encargo de realizar la obra de arte público más ambiciosa hasta el momento en Colombia: El Dorado, un mural de dimensiones monumentales (7.5 metros de alto y 37 metros de largo) para el Banco de Bogotá. Inspirado en las figuras precolombinas y a la orfebrería latinoamericana, el artista realizó una figura de relieve abstracto-geométrico cubierto por hojillas de oro.
Para 1969, Ramírez Villamizar representó a Colombia en la Bienal de San Pablo, el cual le otorgó el segundo premio internacional. Mientras que en 1974 crea la colosal obra Dieciséis Torres sobre las colinas de Bogotá, el artista comentó que fue un regalo que le hizo a la ciudad, y el Gobierno colombiano lo reconoció con la prestigiosa Cruz de Boyacá.
Durante la década de los ochenta y hasta el final de su carrera, se dedicó a la a realizar grandes esculturas de líneas rectas, en hierro oxidado inspiradas en las construcciones arquitectónicas de las culturas prehispánicas. El 23 de agosto de 2004, Eduardo Ramírez Villamizar falleció a los 80 años, en Bogotá.