Era jueves en la tarde y por todos lados se podía respirar uno de los regresos más esperados por muchos. Facebook, Twitter, Instagram ¡absolutamente todo estaba inundado de imágenes de la banda de Mexicali!
Algunos no la conocían y se preguntaban “¿Quién chingados son ellos?”, otros cuantos decían que los escuchaban desde que eran muy locales allá en la lejana tierra de Baja California y que los seguían a todos lados. Como siempre, el contraste estaba marcado entre las personas que escuchan música por diversión y las personas que viven la música, que la sienten.
Yo venía en el metro (el transporte eficaz para los conciertos) y venía escuchando que una pareja frente a mí hablaban de cómo sería la velada en El Plaza, cuáles serían las canciones con las que empezarían a tocar, hablaban del telonero, también trataban de apostar para ver quien tenía la razón sobre la canción del cierre del concierto. ¡Ah! Y también recordaron momentos melosos como la canción con la que se conocieron. Parecía que mi velada sería bastante chingona (o al menos eso pensaba).
Dieron las 8:10 de la noche y llegaba al tan mentado lugar. Las playeras raras, las gorras sin forma, los posters con olor a tiner que indicaba que acababan de ser impresos y otras cosillas más rodeaban toda la entrada. Entrabas en el tumulto de gente para tratar de llegar al acceso y salías con una gorra puesta, una playera para tu pareja y un llavero con taza incluida (por si acaso).
¡Vaya situación! Pero ya veía la entrada y por fin sentía una emoción diferente a la que la fría lluvia me provocó, porque tengo que decirles algo, durante mi trayecto al concierto me agarró la lluvia y me dejó echo sopa, tipo maruchan. Pero eso es otra historia.
Quienes entraban lo hacían corriendo porque tenían que estar lo más cerca posible del escenario, empojones, una chica que se cayó por culpa de una de sus amigas, más empujones, un grito de “¡Güei! Tírame un whats si no te alcanza el papel!” seguido de más empujones, pero todo esto era aguantado para ver a Insite.
Pare poder escucharlos, teníamos que escuchar primero a CAMICHES, una banda de punk rock que se formó en el D.F. y que tenían una carga bien grande, abrir el concierto de la mejor manera, darse a conocer un poco más y dejarlo todo. Y pareciera que no se los dijeron dos veces ¡porque así fue!
Parece mentira, pero aunque no eran conocidos por todos, todos estábamos brincando de un lado a otro, quizás no teníamos la jodida letra de las canciones pero si nos ambientamos con su sonido y propuesta. ´Mi Mayor Mentira´ fue uno de los temas que más punch le dieron a la noche.
La fila de gente que estaba pegada a la valla se amontonaba para demostrar que se sabían todo de todos. Y es que la verdad parecía obligación, porque su música prendió hasta el alma más apagada. Lo que sí quedó claro es que el punk mexicano sigue vivo y me atrevo a decir que por proyectos como CAMICHES tenemos una esperanza en lo nacional y muy fuera de lo comercial.
Pero era hora de continuar, el soundcheck ya estaba listo y sólo era cuestión de esperar el avistamiento de los bajacalifornianos. Sólo pasaron cinco minutos y el escenario se apagó por completo; lo que tanto habíamos esperado por fin pasaba. De pronto, entre la penumbra se percibían unas siluetas provocando los gritos de un Plaza Condesa a reventar.
¡Si eran ellos! Los integrantes de Insite, de la agrupación original, a excepción de Aree porque tenía que estar con su bebé, todos ellos estaban en el escenario.
¿Cuánta melancolía se pudo haber sentido en el inmueble cuando vimos a quienes fueron en algún momento nuestros ídolos? ¿Quién no recuerda esos años de secundaria o prepa cuando Insite era lo que más sonaba? Al menos yo si me proyecté ¡y gacho!
Canción que tocaban, canción que coreaban. ´Cielos Que Lloran´, ´Sola´, ´Piensa en Que´, ´Me Amarás Al Amanecer´, una tras otra era gritada con el corazón en la mano con tal de demostrar que ellos, quienes se encontraban arriba del escenario, habían marcado alguna etapa en la vida de cada uno de nosotros.
Puede ser verdad, las letras de la canciones son tristes, tienen un nivel emo (término perdido en el tiempo así como las demás modas) bastante alto, las personas que estaban en el Plaza aparentaban haber dejado la moda punk/emo en el pasado y ahora eran hípster dignos de la “Condechi”.
Con ejemplos como este era como hace un tiempo Insite se presentaba en los diferentes escenarios de México, contrastes marcados entre las modas, gusto musicales variados que coincidían por una misma canción cantada por los de Mexicali. Todo eso coincidía en un punto, ¡ver el tan esperado rencuentro de una de las bandas más queridas en el país!
Con sólo cuatro discos en su lista, los de Insite (vieja alineación y alineación final) consiguieron algo que muchas bandas no logran ni con el pasar del tiempo, ganarse el cariño y las mentes de todos. No sólo por su carisma, también por su propuesta, por tener la convicción de agradecer todo el apoyo que con los años han recibido por parte de tantas personas.
Cada canción que sacaron durante su reinado (y lo digo enserio), era un éxito seguro que iba a escucharse por un buen rato en la radio. Quedaban perfectas cuando tu mood estaba en pleno romance, o cuando tenías un fuerte caso de desamor. De una u otra manera, Insite quedaba perfecto para las situaciones amorosas.
Que hayan planeado este rencuentro en un escenario que los recibió de tal manera, me hace pensar en muchas cosas buenas. ¿Acaso tendrán un disco en puerta? ¿Insite volverá a los festivales de música como lo hacía antes? ¿Permanecerán más tiempo juntos? Sea lo que tenga que ser, pero en verdad que sería un regreso fantástico.
Sólo me queda esperar lo mejor para el futuro de alguien tan grande como lo es Insite y por último, debo decir que la noche de anoche quedará recordada por todos como el día en que un grupo de bajacalifornianos llegó a un Plaza Condesa a conquistar e hizo que un público defeño se rindiera ante sus guitarras, sus coros, su música, su todo.
¡Gracias Insite por todo! Mucho éxito en lo que venga, que la suerte es para perdedores.