Gorillaz, la banda virtual conformada por Jamie Hewlett y Damon Albarn, tan querida por miles, ya lo había anunciado. Este sería su último show por un buen rato.
Este hecho haría del espectáculo que se avecinaba en el Palacio de los Deportes, algo épico.
Es bien sabido el amor de muchos músicos por México, y Albarn ha declarado muchas veces que está enamorado de nuestro país. Aún con todo esto, la primera vez que Gorillaz pisaron tierras aztecas fue en 2002, al mismo recinto. El público ansiaba más, y entonces el Vive Latino 2018 lo hizo, logró tenerlos como uno de los headliners más memorables del festival.
Pero ese show no fue suficiente ni para la banda, mucho menos para los fieles fans. Entonces nos sorprendieron con el lanzamiento de The Now Now y acto seguido, anunciaban el cierre del tour promocional en la Ciudad de México.
De ahí a que Damon anunciara hace poco que se podrían tomar un descanso (musical) de unos 10 años, ya es otra historia.
Gorillaz estaba a punto de dar su último show en mucho tiempo, sin duda sería emotivo
Los fanáticos se dieron cita desde temprano, haciendo fila para poder presenciar la fiesta tremenda que se viviría a las 9:30 de la noche.
A las 8:15 aproximadamente, subieron al escenario Jupiter & Okwess, banda originaria de El Congo, que casi de inmediato se encargó de transmitir esa buena vibra y alegría que desbordaban, haciendo de la espera por la banda estelar, una completa experiencia.
Cabe destacar que él mismo Albarn ha colaborado con ellos en el tema “Musonsu” y que la calidad a nivel musical de cada uno de sus integrantes, es impresionante.
Minutos después de las 9, todo se quedó en silencio. Las luces se apagaron y la euforia estaba en su nivel máximo.
Entonces se pudo leer “Hello” en la pantalla del escenario, y algunas notas musicales comenzaron a hacer vibrar al Palacio de los Deportes. Los gritos, aplausos y ovaciones acompañaban el suceso y la banda comenzó a subir. Acto seguido, “M1A1” inauguró la actuación de Gorillaz y el público la entonaba en perfecta sincronía.
“Tranz” fue el segundo tema en ser escuchado, mientras los visuales de fondo nos mostraban a Ace, aquel integrante de la Banda Gangrena, mismo que fue incluido como miembro de Gorillaz ante la “incapacidad” de Murdoc Niccals de tomar sus responsabilidad como bajista.
El setlist que ofrecieron fue memorable. Temas legendarios como “Tomorrow Comes Today”, “19-2000”, “On Melancholy Hill”, y nuevas piezas como “Humility”, “Magic City” y “Hollywood”, hacían acto de presencia.
Fueron 27 las canciones con las que Gorillaz nos regalaban un recorrido a través de su ya amplia trayectoria.
Uno de los momentos memorables que se vivieron fue cuando Damon Albarn tomó la máscara de 2-D de uno de los asistentes y se la puso, al mismo tiempo que “Andromeda” hacía retumbar el suelo del recinto.
El público le responde excelente a Albarn, y él no dudaba en interactuar con sus fans, demostrando que su genialidad musical no está peleada con la humanidad y humildad.
Otro de los aspectos a resaltar son sus invitados de lujo. Pudimos escuchar de nuevo la voz tremenda de Peven Everett (en “Strobelite”, “Stylo”), Jamie Principle (“Hollywood”), Bootie Brown (en “Dirty Harry” y también “Stylo”) Abel Virelles Gonzalez con una presentación mágica de“Latin Simone” (¿Qué pasa contigo?) y de los asombrosos De La Soul, como ya es costumbre en el emblemático “Feel Good Inc”.
Con la bandera mexicana al hombro, Damon Albarn agradecía en todo momento al público por el amor, la pasión y dedicación. Incluso habló en español:
Muchas gracias, es un placer estar con ustedes aquí, esta noche.
La agrupación le dio vida a “Ident”. Y fue en aquel momento que el tema culminó, que Damon invitaba a su compañero por más de 20 años, su mejor amigo, su confidente y lo más importante, su colega. El mismo Jamie Hewlett pisó el escenario y el mundo le llenó de amor y ovaciones. El artista responsable y mente creativa detrás de la parte visual de Gorillaz no había pisado territorio mexicano desde aquel primer show y los fans se encargaron de hacerle sentir como en casa por unos minutos.
Claro está que Gorillaz sigue moviendo masas y que el mundo no está listo para este nada breve descanso.
Todo concluyó con “Demon Days”, a pesar de que la banda había tocado durante poco más de dos horas, todos queríamos más. Cada uno de los músicos agradeció, se unieron en un abrazo grupal y abandonaron el escenario.
Este no es un “adiós”, es un “hasta luego”, y aunque puede que tenga que pasar tiempo para volver a escuchar un nuevo tema de Gorillaz, el proyecto visual seguirá dando noticias.