Detrás del brillo de los reflectores, hay una constelación de mujeres que hacen del misterio un lenguaje. En el cartel del Corona Capital 2025, varias artistas han elegido transitar por los márgenes del pop y el indie para explorar lo que late en la sombra: la vulnerabilidad, la obsesión, el deseo y la melancolía.
No buscan agradar; buscan inquietar.
Y ahí radica su poder.
Comienza la cuenta regresiva hacia el Corona Capital y con ella, como ya es costumbre aquí en Freim TV, también da inicio a una serie de entregas semanales en las que revisaremos a fondo a los artistas que marcarán esta edición y, para continuar este recorrido les dejamos con estos proyectos que destilan una energía femenina que habita las sombras.
Especial Freim TV rumbo al Corona Capital 2025: cautivar desde la penumbra
Alexandra Savior – La femme fatale del pop noir
Pocas artistas modernas evocan tan bien un aura llena de oscuridad y elegancia como lo hace Alexandra Savior.
Una voz que suena a humo y terciopelo. Por momentos, pareciera que su presencia pudiera encajar perfectamente en un film de David Lynch.
Desde su debut con Belladonna of Sadness, Savior ha perfeccionado un estilo que mezcla la sensualidad del dream pop con la tensión del noir cinematográfico. Basta con escuchar canciones como “Mistery Girl” ,”M.T.M.E” o “Can’t Help Myself” para imaginar habitaciones vacías, espejos empañados y confesiones que nunca llegan a un destino.
En el Corona Capital, su show promete ser un viaje de luces bajas, guitarras suaves y miradas que hipnotizan sin prometer redención.
Nilüfer Yanya – El eco urbano del desencanto
Nilüfer Yanya construye su oscuridad desde el desarraigo.
Su sonido es el de una ciudad que no duerme y una mente que no puede dejar de pensar. En PAINLESS, su disco más celebrado, la británica mezcla el indie rock con el R&B minimalista para hablar de aislamiento, ansiedad y amor autodestructivo.
No hay melodrama en su voz, sino una calma tensa que estalla en cada acorde. En vivo, Nilüfer parece una figura que no pide espacio: lo conquista con cada silencio.
Debby Friday – La oscuridad como liberación
Si Alexandra Savior representa la melancolía y Nilüfer Yanya la introspección, Debby Friday encarna la furia.
Su propuesta —entre el industrial, el techno y el noise pop— es básicamente un statement que va de independencia física y espiritual. En Good Luck (2023), Friday canaliza el trauma, el deseo y la espiritualidad a través de beats abrasivos que suenan como exorcismos.
Verla en vivo es presenciar una purga colectiva: la oscuridad no como condena, sino como liberación.
Marina – Pop con cicatrices visibles
Aunque muchos la recuerdan por los destellos de Electra Heart, Marina lleva años escribiendo desde la herida.
En su etapa más reciente, ha explorado los límites del pop introspectivo con una honestidad brutal: amor propio, ansiedad, misoginia interiorizada. Canciones como “Man’s World” o “Purge the Poison” suenan como manifiestos de una mujer que aprendió a mirar dentro de sí sin miedo a lo que encontró.
Su oscuridad es emocional, política y necesaria.
Lucy Dacus – La nostalgia como espectro
Lucy Dacus no necesita guitarras distorsionadas ni sintetizadores sombríos para transmitir oscuridad. La suya es más sutil: está en los recuerdos que duelen, en los gestos que no se repiten.
Con su tono grave y su lírica confesional, Dacus transforma lo cotidiano en inquietante, lo vulnerable en sagrado.
En vivo, su quietud se convierte en magnetismo; su oscuridad, en un espejo donde muchos se reconocen.
Aurora – La luz que nace del abismo
Cerrando esta constelación está Aurora, una artista que parece caminar entre lo místico y lo humano.
Su música siempre ha girado en torno a la transformación: la muerte, el renacer, la conexión con lo invisible.
Detrás de su apariencia etérea hay una fuerza telúrica que hace temblar los cimientos del pop nórdico.
Aurora no huye de la oscuridad: la habita, la abraza y la convierte en danza.
El Corona Capital 2025 será, entre muchas cosas, un escenario para esas artistas que entienden que la oscuridad no es enemiga de la belleza, sino su fuente más honesta, pues lo sombrío también tiene la capacidad de sanar.
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