En su edición 2025, el Corona Capital vuelve a dar en el blanco: reunir a las bandas que moldearon el sonido de toda una generación, pero no como reliquias, sino como entidades que siguen latiendo con fuerza propia.
El festival celebra el regreso de Queens of the Stone Age, Franz Ferdinand, Deftones y Weezer, cuatro pilares del rock contemporáneo que, cada uno desde su trinchera, definieron lo que significa resistir creativamente al paso del tiempo.
Más que nostalgia, su presencia encarna una continuidad: la persistencia de una época que cambió la forma de sentir la música y de entender el poder de una guitarra bien tocada.
Comienza la cuenta regresiva hacia el Corona Capital 2025 y con ella, como ya es costumbre aquí en Freim TV, también da inicio a una serie de entregas semanales en las que revisaremos a fondo a los artistas que marcarán esta edición y, para continuar este recorrido, queremos hablar de cuatro de las bandas más esperadas del Corona.
Especial Freim TV rumbo al Corona Capital 2025:
Queens of the Stone Age: el deseo con forma de distorsión
Josh Homme nunca buscó agradar ni adaptarse. Mientras el rock alternativo se fragmentaba entre tendencias, Queens of the Stone Age perfeccionó el arte de la tensión: riffs abrasivos, percusiones mecánicas, grooves que hipnotizan.
Su música se siente como manejar de noche sin saber a dónde vas, pero disfrutando el peligro del trayecto. Canciones como “Go With the Flow”, “No One Knows” o “Little Sister” no envejecieron porque no pertenecen a una época: funcionan en cualquier escenario donde el deseo se vuelve ruido.
En vivo, Homme conserva ese magnetismo de quien no necesita gritar para dominar. Cada nota, cada pausa, es un recordatorio de que la sensualidad del rock sigue viva, pero en manos de quienes saben controlar el caos.
Su regreso a México en este formato ya es un manifiesto en si mismo. Nadie toca con esa mezcla de elegancia y peligro, de control y exceso. Queens of the Stone Age suena a adrenalina destilada.
Franz Ferdinand: bailar para no oxidarse
Cuando Franz Ferdinand irrumpió en 2004, el rock necesitaba movimiento. Veníamos de guitarras saturadas y voces llenas de dramatismo, y de pronto apareció una banda que devolvió al género su cualidad física: hacerlo bailar sin perder filo.
Con su ritmo anguloso, sus coros en tensión y esa energía art-rock que heredaba de Bowie y Talking Heads, los escoceses lograron algo que pocos han replicado: convertir la pista de baile en un campo de batalla entre el instinto y la inteligencia.
“Take Me Out” fue más que un hit; fue una declaración de principios: se podía ser cerebral y bailable al mismo tiempo. En una época donde lo “indie” se volvió sinónimo de introspección, ellos le devolvieron el cuerpo.
Verlos en el Corona Capital es presenciar cómo se mantiene viva una estética precisa, magnética y contagiosa. Franz Ferdinand no tocan para recordar, sino para reactivar: su música sigue siendo el pulso de una juventud que aprendió que moverse también es una forma de rebelión.
Deftones: la belleza en el colapso
No existe otra banda que combine peso y sutileza como Deftones. Mientras otros buscaban ser más duros o más veloces, Chino Moreno exploró el territorio más difícil: el de la vulnerabilidad dentro del ruido.
Desde Around the Fur hasta Diamond Eyes, Deftones ha jugado con los contrastes más extremos: guitarras que rugen como maquinaria oxidada y melodías que flotan como humo. Su música no busca impactar: busca envolver, derrumbar, liberar.
Esa dualidad los hace irrepetibles. Pueden pasar de la ferocidad al silencio en cuestión de segundos, y en ese tránsito aparece su verdad. Moreno no canta, suspira, grita, se deshace. Su voz es un instrumento que traduce estados emocionales imposibles de decir en palabras.
En su regreso al Corona Capital, Deftones representan la emoción en carne viva. Son la prueba de que el metal alternativo no fue una moda, sino una vía para expresar lo que no cabía en otros géneros: deseo, miedo, ansiedad, amor.
Weezer: los nerds que ganaron
Pocos grupos han logrado que la frustración suene tan brillante como Weezer.
Rivers Cuomo, con su aspecto de estudiante eterno, logró escribir canciones que hablaban de torpeza emocional, de no encajar, de anhelar sin saber cómo hacerlo, y las convirtió en himnos que cualquiera puede cantar.
El truco no fue disfrazar la tristeza: fue ponerle una melodía imposible de olvidar. “Buddy Holly”, “Island in the Sun” o “El Scorcho” siguen funcionando porque detrás de su aparente ligereza hay un corazón que late con sinceridad absoluta.
A lo largo de los años, Weezer se movió entre la ironía y la emoción pura sin perder su encanto nerd. En una industria que castiga la vulnerabilidad, Cuomo la hizo virtud. Su regreso al Corona Capital es el reencuentro con una banda que no necesitó artificios para trascender: solo buenas canciones, tocadas con convicción y una sonrisa apenas disimulada.
Cuatro estilos, una misma verdad
El Corona Capital 2025 no junta leyendas por inercia: las convoca por coherencia.
Cada una de estas bandas cambió algo esencial en la manera en que entendemos el rock.
Queens of the Stone Age refinó el deseo hasta convertirlo en electricidad pura.
Franz Ferdinand le devolvió movimiento a la mente.
Deftones descubrió poesía entre la distorsión.
Weezer enseñó que el desencanto también puede sonar hermoso.

Cuatro generaciones distintas se encontrarán frente a ellos en noviembre. No para recordar, sino para revivir el vértigo que provocan las canciones que, sin proponérselo, terminaron definiendo lo que significa estar vivo cuando suena una guitarra.
Consigue tus boletos a través de Ticketmaster








