En la música pop actual prevalece una tendencia clara: producciones discretas, composiciones depuradas y discursos que privilegian la contención. En ese escenario, Fangoria mantiene una postura distinta. Su trabajo sigue sustentado en decisiones estéticas que amplifican lo visual, lo sonoro y lo emocional, sin intentar adaptarse a la economía formal que hoy domina gran parte de la industria.
Fnagoria y el exceso como estructura
En Fangoria, los elementos exagerados no funcionan como accesorio ni como gesto provocador. Son parte del lenguaje. Voces procesadas, capas electrónicas densas, arreglos que no buscan “respirar” y una puesta en escena que apuesta por la acumulación en lugar de la reducción. Todo ello forma un sistema coherente que el dúo ha perfeccionado con el paso de los años.
Su permanencia no depende de replicar un viejo estilo, sino de sostener una forma de trabajo donde la intensidad y lo explícito no se consideran defectos. Esa consistencia les ha permitido mantener una identidad reconocible sin caer en repetición.
Una alternativa frente al régimen de la discreción
El minimalismo contemporáneo no es solo sonoro: también funciona como regla emocional. Muchos proyectos se enfocan en transmitir vulnerabilidad de forma medida, en tonos neutros, con producciones limpias que buscan no saturar. Fangoria opera desde otra lógica. Sus canciones mantienen un grado de dramatismo que no intenta suavizarse para resultar cómodo o accesible.
Ese tipo de intensidad genera una lectura distinta del pop: no la que invita a reflexionar en calma, sino la que permite habitar emociones directas sin reducirlas a fórmulas sencillas.
El universo visual del dúo está construido sobre decisiones calculadas: colores saturados, estilismos específicos, maquillaje y luces que no buscan naturalismo. La puesta en escena no pretende parecer espontánea ni íntima; está diseñada para mostrar la música como un espacio construido.
Lejos de ser un recurso superficial, esta estética forma parte central del discurso artístico. Fangoria ha convertido el artificio en una herramienta para proponer otras posibilidades de representación dentro del pop.
Vigencia por consistencia, no por reinvención táctica
La continuidad de Fangoria no proviene de adaptarse a cada tendencia, sino de sostener un punto de vista claro. En un entorno donde muchos proyectos cambian identidad para mantenerse relevantes, ellos eligen estabilidad conceptual.
Esa decisión —inusual en un espacio tan volátil como el pop— les permite mantener presencia incluso cuando su estilo no coincide con la estética dominante.
Un lugar que permanece porque nadie más lo ocupa
El exceso, tal como lo trabaja Fangoria, no tiene equivalente en la escena pop de habla hispana. No existe otro proyecto que insista de forma tan precisa en una estética saturada y emocionalmente directa. Esa singularidad explica su vigencia: no compiten con una corriente, sino que sostienen un espacio que ellos mismos definieron.
Fangoria en Palacio de los Deportes
La cuenta regresiva ha comenzado para un evento que promete ser una explosión de ritmo, estilo y nostalgia ácida. La icónica banda española Fangoria, liderada por la incombustible Alaska (voz) y el maestro de los sintetizadores Nacho Canut (teclado, xilófono electrónico), está lista para transformar el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México en su personal pista de baile el próximo 28 de noviembre.

Los boletos estan disponibles a través de Ticketmaster y en las taquillas del inmueble.








