Fotos y reseña: López Pérez Emmanuel Noe
Como todos los festivales que año tras años se vuelven una tradición, el Festival Antes va cambiando conforme avanzan sus ediciones. En un proceso evolutivo quizá no sólo de mejorar sino de crear un argumento o ser la representación de una idea, hemos visto a el que quizá es uno de los festivales más “under” de la ciudad, llevar el concepto de independiente a una escala más real. Habría que pensar dos veces antes de hacer declaraciones autoproclamándose independiente dentro de una “escena” donde quizá sólo los grandes festivales, esos que suben sus precios conforme el paso de los meses son los que se venden a los grandes patrocinadores y son realmente eventos monstruosos. Es decir, seguido vemos eventos donde labels hacen sus propios “festivales” alineando a su propia gente y amigos en el lugar que tiene otro amigo.
Habría entonces que indagar más a profundidad a cerca de lo que es ser independiente, lo que lleva consigo y lo que se pretende lograr adjudicándose esta etiqueta. Habría entonces que hacer, quizá, de la misma forma, uso indiscriminado de la palabra “festival”.
Es necesario ser un tanto purista para hace llegar a mi punto, y darnos cuenta del verdadero valor que el Festival Antes esconde. Si, ANTES no tiene patrocinadores de ningún tipo, pero hay que echar vistazo al tipo de producción que éste tiene. La gente de Antes transformó un par de venues que albergan eventos con regularidad en un par de foros que son dignos de, pues eso, un festival de música. Siendo un frecuente del Bahía Bar más que del Capitán Gallo puedo decir que en serio se ve el trabajo de los organizadores.
Dejando atrás una sola gran sede y uniéndose a lo que quizá es ahora tendencia dentro del circuito de eventos como es tener varios venues cerquita, fue entonces un acierto la nueva dirección que el festival tomo cambiando formato. Y esto de lo venues es importante porque le da al festival una estética más apegada a lo que representa, lo hace ver y sentirse más como un festival con alta producción pero a la vez como un” toquín under”. Y aceptémoslo, dentro de la esfera y los circuitos de música de una ciudad ser under tiene algo de cool.
Pero todo este rollo de independecia y underground no sólo es por ser cool, sino es también, y es el verdadero “por qué” de eventos como este, por ser un escaparate de bandas con mucha propuesta y talento pero sin tanta proyección.
El día del evento no fue todo miel sobre hojuelas: hubo cambios en los horarios. Una banda canceló y lo programado para las actuaciones en el Capitán Gallo ya no era lo que inicialmente se había dicho. De una u otra forma, Terror Cósmico fue la primera banda que llegue a ver al Bahía y no cabe duda que son un par de virtuosos; fueron 45 minutos de metal instrumental ejecutados impecablemente y aunque era poca la gente que había, más de uno parecía ser fiel seguidor de la banda. Javier y Nicolás no sólo se vieron arriba del escenario si no también atrás de una mesita vendiendo su mercancía y ricas tortas de pastor y tostadas de ceviche, lo que está increíble porque, pues si no te comprabas una tee, que igual no estaban nada mal, podías comer algo y apoyar a la banda, porque pues ya saben: #apoyenalrocknacional
Cuando terminó la sesión de metal en el Bahía nos dirigimos a través de un par de parques donde se llevaba otro tipo de evento con viejitos y salsa. La verdad es que la onda de que haya que caminar de un escenario a otro dentro de la ciudad es extraordinario porque te deja, como habitante de la ciudad, descubrirla de otra forma y es un punto más a favor que esto suceda en lugares como la ciudadela donde son hitos culturales del DF.
Para cuando llegamos a Capitan Gallo nos dimos cuenta que ahí era el escenario que albergaría durante toda la tarde, noche y madrugada los actos electrónicos del festival. Era el turno de Jonathan aka JIONY en el escenario, y con una mezcla de beats cortados acompañados de un piano y junto con los visuales simples y una iluminación bastante colorida, se creó una atmósfera tanto obscura y melancólica como minimalista. Too chill the vibe.
De vuelta al bahía, venia VAYA FUTURO al escenario. Ya se podía ver cada vez más gente entrando y para cuando empezaron a tocar los antes Celofán ya tenían una buena cantidad de gente, lo que ayudó a ponerle ambiente a la presentación. Shoegaze y guitarrazos llevaron a los de Tijuana a dar un repaso a su último disco “Ideas a medias”.
AJ DÁVILA era a quien más esperaba ver del festival, con tremendo “TERROR/AMOR” bajo el brazo era excusa suficiente para quedarse durante todo el soundcheck para cacharlo de principio a fin y, a pesar de las demoras, la espera valió la pena. Verlo en vivo es todo lo que uno se puede imaginar cuando escucha el disco, me explico: AJ lleva toda la vibra lo-fi garaje punk rock que imprime en el LP a otro nivel, al tocar en vivo, es una explosión de energía canción tras canción, el sonido tan sucio y desenfadado que le da carácter a todo el acto. Hubo de todo, desde un vato que se aventó/aventaron del escenario, hasta cura fina directa de Puerto Rico vía AJ. Que nunca se muera.
Corrimos para cachar a LAS BRISAS. Otros favoritos, y no fuimos los únicos. El lugar estaba a reventar, no cabía nadie. Todo parecía un frenesí, un set increíble, harta luz de estrobo, mucho noise y euforia. Y eso es lo que apenas alcanzo a recordar. Después de ahí, todo fue cuesta abajo.
ANIMACIÓN SUSPENDIDA vino a bajar los ritmos, y era justo como la calma después de la tempestad, un bálsamo para los oídos que parecía poner en trance a los escuchas. Fue más que una antesala para recibir a LAO, que con el bass obscuro que ya le conocemos fue haciendo la noche cada vez más borrosa, entre toda la gente que estaba bajo la influencia de la música y el alcohol, no había nadie que la estuviera pasando mal.
Llegamos al Bahía para lo que sería el epílogo de una experiencia increíble, pero el cansancio después de una semana de showcases y una tarde y noche sin parar pudo más. Emprendimos el regreso más que satisfechos.
El festival Antes brilla no sólo por los artistas que trae, si no por lo que realmente significa. Cada vez en la ciudad hay más eventos, medios, productores, artistas que le dan cara a una escena musical local, cuando estas personas juntan esfuerzos y tiempo el resultado no es sino la representación de lo que está sucediendo hoy; hay tantas cosas buenas e interesantes que de no existir festivales como éste, no tendrían el apoyo ni la atención que merecen. Porque hay que apoyarlos hoy, antes de que los olviden.