“Pensaron que yo era surrealista, pero no lo fui. Nunca pinté mis sueños, sólo pinté mi propia realidad”
Las obras de Frida Kahlo han sido catalogadas como surrealistas pues los elementos que predominaban en ellas eran con frecuencia el dolor con el que vivía, ya que padecía graves problemas de salud, además de su relación amorosa con el muralista mexicano Diego Rivera, la cual era tempestuosa dadas las desilusiones e infidelidades constantes, sin embargo, también nos muestra un escenario vacío, corrompido y herido de México tras la Revolución.
Aquí te mostramos algunas de sus pinturas más emblemáticas:
Pinturas de Frida Kahlo
Autorretrato, 1926. En 1926 Frida Kahlo pinta su primer autorretrato con solo 19 años de edad y las consecuencias del grave accidente que la postró en una cama por mucho tiempo. Su madre había diseñado un caballete especial, que le permitiría pintar acostada. Resaltaba aquellos rasgos que consideraba no estéticos sin saber que eso despertaría la curiosidad del público internacional.
Frida y Diego Rivera, 1931. Podría decirse que Frida a pesar de ser una mujer reconocida internacionalmente seguía bajo el yugo de su esposo Diego Rivera, pues además de hacer ella misma menos su obra, siempre lo consideró superior.
Las dos Fridas, 1931. En este cuadro Frida representa sus dos herencias culturales, la europea y la indígena, lo podemos distinguir desde el atuendo que porta y los objetos que trae consigo en las manos, unas tijeras y un pequeño retrato de su amado Diego Rivera.
El ciervo herido, 1946. Frida se representó así misma cómo un ciervo herido dada la fallida cirugía a la que fue sometida para mejorar su columna.
Viva la vida, 1954. Este fue el último cuadro que Frida firmó antes de morir, la sandía se asociaba con los esqueletos de Día de Muertos. Frida se despide diciendo “Viva la vida”.
¿Qué otras pinturas de Frida Kahlo conoces?