En 1995, mientras Oasis y Blur se disputaban las portadas de la prensa musical británica, un trío de Oxford irrumpió con un debut que no buscaba discursos grandilocuentes ni himnos de estadios. Supergrass, con apenas veinte años, lanzó I Should Coco, un disco que hablaba desde otro lugar: el de la urgencia adolescente y joven, el caos cotidiano y la diversión sin cálculo.

I Should Coco: la juventud en estado crudo

I Should Coco no pretendía ser sofisticado. Desde su primer sencillo, “Caught by the Fuzz”, la banda exhibía un relato directo de la experiencia juvenil: ser detenido por la policía por posesión de marihuana, un episodio contado con humor nervioso y guitarras desbocadas. Esa honestidad marcó la diferencia. Mientras otros grupos del britpop jugaban a la ironía cultural, Supergrass narraba lo inmediato, lo que ocurría en la esquina o en el parque.

La canción más popular del álbum, “Alright”, no fue escrita como un himno generacional, pero terminó siéndolo. Su aparente ligereza, al hablar de la despreocupación de ser joven, conectó con un público que veía en esas palabras un espejo simple y efectivo de su vida diaria.

El caos como propuesta

En el estudio, Supergrass no buscó la pulcritud que empezaba a dominar el sonido del britpop. El disco tiene guitarras que suenan a ensayo de garage, baterías que aceleran sin freno y voces que parecen más un grito compartido que una interpretación controlada. Esa energía, lejos de restarles seriedad, les dio una identidad distinta dentro de una escena que comenzaba a repetirse en fórmulas.

El resultado fue un álbum que escaló al número uno en el Reino Unido, no por campañas mediáticas, sino porque transmitía una vitalidad imposible de ignorar.

Treinta años después y una cita imperdible en el Metropólitan

A tres décadas de su lanzamiento, I Should Coco mantiene una vigencia incómoda para quienes esperan que la música madure con los años. El disco sigue sonando inmediato, como si hubiera sido grabado ayer por una banda que no planea nada más allá de la siguiente canción.

En tiempos donde la nostalgia convierte a muchos discos en objetos de museo, este debut de Supergrass sigue siendo un documento vivo: un recordatorio de cómo suena la adolescencia cuando no se le intenta domesticar.

I Should Coco: el retrato más honesto de la adolescencia británica

El próximo 2 de septiembre, el Teatro Metropólitan será testigo de una de esas noches que prometen quedarse tatuadas en la memoria colectiva: Supergrass celebrará tres décadas de su mítico disco I Should Coco, un álbum que definió el pulso noventero y que, treinta años después, conserva la misma energía juvenil y rebelde que lo llevó a convertirse en un clásico inmediato.

Los boletos estan disponibles a través de Ticketmaster y en taquillas del recinto.