Joyride ??
Con una propuesta que combina la sensibilidad del indie pop con capas electrónicas discretas, Joyride se posiciona como una de esas voces que susurran verdades incómodas entre melodías pegajosas. En “Spin”, el artista convierte la confusión emocional en un tema rítmico, donde lo personal y lo melancólico se funden con armonías suaves y estructuras inesperadas. La canción fluye como una reflexión envuelta en sintetizadores minimalistas, sin dramatismo excesivo, pero con una introspección que resuena en cada escucha. Su estilo dialoga con artistas como Dayglow o Still Woozy, aunque con una sensibilidad más contenida y contemplativa.
Benny Boy ??
Benny Boy propone un enfoque íntimo, casi confesional, que reinterpreta el bedroom pop desde una óptica más madura. Su tema “Me and I” es un ejercicio de vulnerabilidad narrada con elegancia, donde la producción minimalista —basada en guitarras suaves y percusiones delicadas— da espacio a una lírica introspectiva y directa. El artista británico logra que el oyente se sienta parte de una conversación privada consigo mismo. Su propuesta no necesita exageraciones: apuesta por el detalle, la pausa y la honestidad emocional, con influencias que podrían ir desde Rex Orange County hasta Novo Amor.
Three Colors ??
Three Colors se mueve en un terreno donde el pop alternativo se encuentra con el art rock, desarrollando composiciones de estructura libre pero emocionalmente sólidas. En “Golden Means”, la banda construye un paisaje sonoro con guitarras atmosféricas, líneas de bajo melódicas y una interpretación vocal que escapa de lo convencional. La canción avanza como una pintura en movimiento, sin prisa, construyendo matices que evocan tanto la calma como la tensión. Con referencias que podrían recordar a Radiohead o Grizzly Bear, Three Colors apuesta por la complejidad sin sacrificar la emoción.








