En Los Ángeles, hay un pulso musical que atraviesa barrios, estudios y clubes nocturnos. Un pulso que no pertenece a un solo género, sino que fluye entre el jazz, el funk, el hip-hop y la electrónica experimental. En el centro de ese latido está Stephen “Thundercat” Bruner, un bajista de seis cuerdas con un falsete hipnótico y un sentido del humor tan excéntrico como su música, el agudo Kendrick Lamar, el narrador visionario del hip hop, con un fraseo que oscila entre la furia y la confesión íntima, Flying Lotus arquitecto sonoro inclasificable, que combina jazz, electrónica y psicodelia digital, construyendo mundos donde el caos y la espiritualidad conviven en perfecta disonancia y Kamasi Washington, un saxofonista de dimensiones cósmicas, con solos que parecen abrir portales y una ambición sinfónica que coloca al jazz en diálogo con lo espiritual, lo político y lo ancestral.
Todos ellos tejieron un hilo invisible que une universos sonoros distintos pero afines.
Raíces que se entrelazan: la escena del neo groove de Los Angeles
Thundercat creció en Compton, en una familia donde la música era parte de la rutina diaria. Su padre fue baterista de soul, su hermano mayor, Ronald Jr., un virtuoso de la batería, y él mismo encontró pronto un lugar en la escena local. Durante su adolescencia, su maestro de jazz, Reggie Andrews, lo presentó de nuevo con un viejo conocido: Kamasi Washington. Desde entonces comenzaron a ir juntos a conciertos, muchas veces colándose en salas y festivales, absorbiendo la energía de la música en vivo y forjando una complicidad que con los años se volvería decisiva.
El nacimiento de una familia musical
Esa amistad desembocó en el West Coast Get Down, un colectivo de músicos angelinos como Terrace Martin, Miles Mosley o Cameron Graves. Más que una banda, era una hermandad artística. Tocaban juntos en bares, jam sessions y estudios improvisados, siempre con la idea de que el jazz podía y debía evolucionar. Kamasi lo resumió años después, recordando las sesiones con Kendrick Lamar: “Llevábamos décadas escondiéndonos, y de repente podemos ser nosotros mismos”.
El laboratorio de Flying Lotus
En paralelo, Thundercat conoció a Steven Ellison, alias Flying Lotus. Productor, visionario y fundador del sello Brainfeeder, FlyLo le ofreció un espacio sin barreras para explorar. Con él, Thundercat grabó The Golden Age of Apocalypse y Apocalypse, discos que mezclaban el groove del funk con estructuras de jazz y atmósferas electrónicas. El propio Thundercat lo reconoce: “Erykah Badu y Flying Lotus me mostraron qué significaba realmente ser un artista independiente”. Fue también FlyLo quien lo animó a cantar, abriendo un nuevo capítulo en su identidad musical.
La colisión creativa con Kendrick Lamar
La convergencia de estas corrientes llegó a su punto más visible en 2015, con To Pimp a Butterfly. Kendrick reunió a Thundercat, Kamasi y Flying Lotus en un mismo espacio creativo, y el resultado fue un álbum que rompió las fronteras entre el rap y el jazz contemporáneo. Thundercat no solo grabó líneas de bajo memorables, sino que aportó melodías y texturas que dieron carácter al disco. Kamasi añadió arreglos de saxofón que expandieron el paisaje sonoro, y FlyLo inyectó su visión experimental.
Aquella época fue un hervidero de ideas. Mientras trabajaban con Kendrick, Kamasi publicaba su monumental The Epic, FlyLo lanzaba You’re Dead! y Thundercat presentaba The Beyond / Where the Giants Roam. El propio bajista contó que compuso gran parte de ese EP “mientras trabajaba en los discos de Kamasi, FlyLo y Kendrick”, como si todos estuvieran pintando diferentes partes de un mismo mural.
Crecer, experimentar y conmover
En 2017, Thundercat lanzó Drunk, un disco donde el virtuosismo convive con el absurdo y la melancolía. Invitó a Kendrick, Kamasi, Pharrell y hasta a Michael McDonald, construyendo un universo en el que cada canción es un guiño a la tradición y una patada hacia adelante. Tres años después, It Is What It Is, co-producido por Flying Lotus, exploró el duelo y la conexión humana con una honestidad desarmante, y le valió el Grammy a Mejor Álbum de R&B Progresivo.
Un hilo que sigue latiendo
Más allá de los premios, lo que une a Thundercat, Kamasi Washington, Flying Lotus y Kendrick Lamar es una forma de entender la música como territorio libre. Un espacio donde la técnica se combina con la emoción, donde el jazz se encuentra con el rap sin pedir permiso y donde la tradición se alimenta de la vanguardia.
Ese hilo invisible que los une no es solo una coincidencia geográfica o un cruce de agendas. Es el reflejo de una ciudad que no sigue modas, sino que las crea. Una ciudad en la que, al caer la noche, todavía hay músicos que se reúnen en un garaje o en un club pequeño para probar una idea nueva… y de paso, cambiar el rumbo de la música contemporánea.
Kamasi Washington en Pepsi Center
El miércoles 10 de septiembre de 2025, la Ciudad de México recibirá a uno de los músicos más trascendentales de la escena contemporánea: Kamasi Washington, saxofonista, compositor y visionario que ha transformado la manera en la que el mundo se relaciona con el jazz. La cita será en el Pepsi Center WTC, donde los asistentes podrán vivir una experiencia que trasciende géneros y generaciones.

El concierto será una oportunidad única para presenciar la fuerza en vivo de un ensamble que combina virtuosismo instrumental con una capacidad inigualable de improvisación y construcción colectiva. Más que un recital, se anticipa una ceremonia sonora donde cada tema se convierte en viaje, en resistencia y en celebración. Aún estas a tiempo de conseguir tus boletos a traves de Ticketmaster.








