En el corazón de la Ciudad de México, donde el asfalto late al ritmo del arte, se avecinan dos noches que prometen ser inolvidables para quienes han seguido el eco persistente de una de las bandas más esenciales del rock nacional: La Barranca. Con tres décadas a cuestas y un legado que no ha hecho más que crecer, el grupo liderado por José Manuel Aguilera celebrará su trigésimo aniversario con dos conciertos conmemorativos en la Sala (A) del Foro Indie Rocks!, los próximos 30 y 31 de mayo.


Pero no se trata de cualquier celebración: estas fechas son una invitación a recorrer la historia musical de La Barranca a través de dos álbumes fundamentales. El 30 de mayo, sonará El fuego de la noche (1996), ese debut que aún quema por su intensidad lírica y su innovador mestizaje entre el rock y la raíz folclórica mexicana. Y el 31 de mayo, llegará el turno de Piedad ciudad (2010), una obra madura y atmosférica que retrata con precisión la melancolía urbana de una metrópolis siempre al borde.
Fundada en 1994 por Aguilera y el bajista Federico Fong, La Barranca ha sido un laboratorio sonoro constante, donde la tradición mexicana se funde con guitarras eléctricas, sintetizadores y la pulsión del rock alternativo. Su evolución ha quedado registrada en 13 discos de estudio, del mítico Fuego de la noche al reciente Antimateria (2024), un testamento de que la creatividad del grupo sigue tan viva como en sus primeros días.
Hoy, con una alineación renovada y poderosa—Aguilera (voz y guitarra), Ernick Romero (bajo), Yann Zaragoza (piano y sintetizadores), Abraham Mendoza (batería) y Jorge Chacón (guitarra y coros)—La Barranca no solo mira al pasado con gratitud, sino que lo invoca con fuerza para resignificarlo sobre el escenario.
Los boletos ya están disponibles a través de Fever, con precios que van desde los $600.00 MXN en general hasta los $1,580.00 MXN en balcón central, este último con la joya adicional de incluir un vinilo conmemorativo del álbum.
Compra aquí tus boletos y no te quedes fuera de esta celebración donde la historia del rock mexicano no solo se recuerda: se vive en carne y música.








