Corría el año 2007, la época donde el concepto de viralización no era más que un término médico. Los estampados en la ropa, pantalones entubados, teléfonos con tapa y teclas, eran parte de la moda, comenzaba el boom de sub culturas como la Emo, los charts musicales estaban dominados en una esquina por el indie rock y en otra, el pop y sus coqueteos con el R&B. Toda esta gran variedad de tendencias dentro de la cultura popular se extendían a otras áreas como las del cine o televisión y hablando de esta última, que mejor que incorporar todo ello en series dirigidas al público joven. ¿Quién no amo programas como The O.C, One Tree Hill y el eterno drama de jóvenes tan chocantemente atractivos como elocuentes o Gossip Girl y los constantes problemas amorosos de chicos ricos y sus relaciones tóxicas?
Series de adolescentes interpretados por adultos, cuyas vidas eran retratadas bajo la óptica sofisticada de productores y guionistas, convertidas en un ideal de juventud, aún por más inalcanzable que para muchos de nosotros y en muchos de los casos pudiera estar.
“Todos estamos solos y todo lo que queremos es alguien que, tú sabes, nos preste atención y que nos diga que somos hermosos y adorables y que nos quieren tal cual” – Skins
El 25 de enero del 2007 llega Skins, disrumpiendo los estándares de todas las series adolescentes que existían en esos tiempos, ya que además de tratarse de un producto del Reino Unido, se alejó de esa pulcritud, propia de un contenido family friendly, para transmitir una estética sucia, decadente, interpretada por verdaderos jóvenes con acné, caras grasosas, bigotes raros, en pleno desarrollo que además, tenían muy poca, por no decir ninguna experiencia en la actuación. La serie acompañaba las vidas de un grupo de chicos oriundos de Bristol, de apariencia andrajosa (salvo algunos casos) que daban la impresión de estar peleados con las duchas, cuyas hormonas casi podían percibirse a través de la pantalla. El show estaba distribuido en tres generaciones con dos temporadas para cada una, también hay que resaltar que el peso de la música es crucial, pero eso merece su propio artículo especial.
Skins marcó a una generación de adolescentes perdidos, que aún después de tanto tiempo, siguen preguntándose si realmente dejaron esa fase y problemáticas atrás
La etapa más pinche del ser humano y la intensidad de las emociones en una vida que recién despega es brutal. Para los que nos encontrábamos navegando en esas turbulentas aguas por aquellos años y tuvimos la fortuna de poder crecer a la par de la serie, pudimos entender y sentirnos representados de una u otra forma con lo que veíamos a lo largo de poco más de 40 minutos. El hedonismo característico y sus envidiables fiestas, eran sin duda el gancho principal que nos atrajo, si, pero ¿Qué hace que después de 15 años de su primera emisión, siga resonando en nuestras mentes como si hubiera sido ayer?
Skins apostó a una mirada de la psique adolescente, ahondando en temas como enfermedades mentales, trastornos alimenticios, abandono, dependencia emocional, la complejidad de las relaciones interpersonales tanto entre los jóvenes, como adultos, mismos que irónicamente podían llegar a demostrar estar más perdidos que los propios protagonistas, en su incapacidad de enfrentar sus conflictos o generar una conexión con sus hijos. Muchos de nosotros quizá atravesábamos problemáticas similares y si uno mira el show nuevamente, casi podemos sentir los fantasmas de esas versiones nuestras regresar a decir “No todo ha cambiado, ni todo mejoró” y es que la generación más tildada de narcisista, es una de las que más ha resentido el peso de querer ser alguien, significar algo para los demás, para uno mismo… ser visto. Skins generación tras generación, lo señaló una y otra vez.
Otra de las cosas que resaltan de la serie es que no se impartía una lección, por ende, no pretendía dar una enseñanza, incluso había veces en que las resoluciones de los conflictos, (si es que las había) no eran mostradas, eso nos descolocaba, pero con el tiempo uno entiende que, así es la vida, así es como funcionamos, hay cosas que aún con el paso del tiempo, no se van y seguimos arrastrando con nosotros.
Un claro ejemplo de como hemos madurado y enfrentado el hecho de la perdida gradual de la juventud, lo pudimos ver en la última entrega que abordaba las vidas de los personajes Cassie, Effy y Cook años después, en una especie de cierre y despedida, sin embargo esta manifestación siempre estuvo presente, podemos encontrarla a lo largo de toda la serie en los personajes adultos como la profesora Angie, la madre de Tony, la de Michelle, los padres de Sid, que casi como sus hijos, estaban luchando contra si mismos, confirmando una sentencia no muy alentadora.
La adolescencia es un corto, intenso y doloroso camino, que no en todos los casos mejora y una vez que hemos salido de ahí, nos topamos con senderos que no hacen sino empeorar, aunque claro, sin dejar de lado los chispazos positivos que suelen manifestarse.
Realmente no importa si creciste con la serie o apenas la viste, si bien es cierto que retrata una generación especifica de adolescentes, en escencia su contenido es atemporal y marcó la pauta para la existencia de series como Euphoria. Skins fue un show que optó por la necesidad de considerar a su juventud y decirle que al final, por más turbias que se pongan las cosas, no esta sola en este mundo salvaje.