Por Eric Ortiz García | Fotos: Cortesía Fernando Aceves / OCESA
Un Palacio de los Deportes abarrotado como pocas veces fue el escenario para el primer concierto de los Red Hot Chili Peppers en México desde 2013. En aquella ocasión ya habían venido para presentar a su nuevo guitarrista, el joven Josh Klinghoffer, más allá de que también tenían un disco reciente en el mercado. En esta ocasión, poco importa que “The Getaway” tenga apenas un año de vida, o al menos eso queda claro con las primeras canciones del show.
Luego de su característico jam sin el vocalista Anthony Kiedis – los Chili Peppers son de las pocas bandas en la actualidad que aún ofrecen breves y deliciosas improvisaciones instrumentales -, el venerado bajista Flea hizo sonar el reconocible riff del tema que abre el “Californication”, aquel clásico moderno que pasó la mayoría de edad y que en su momento revivió a la banda tras el periodo con Dave Navarro en la guitarra.
“Around the World” fue un regreso a los conciertos de antaño de los Peppers, aunque inmediatamente después volvieron a golpear con otro hit más reciente: “Snow” del álbum doble “Stadium Arcadium”, el último con el gran John Frusciante y, al menos para la vieja escuela, un tema “reciente” sin importar que ya tiene 10 años. El tercer sencillo seguido, “Scar Tissue”, hizo evidente que los Red Hot Chili Peppers estuvieron aquí buscando hacerle justicia a un carrera de más de 30 años, algo complicado de lograr en un show de menos de dos horas.
Las nuevas canciones – recordemos que de cualquier forma los Peppers vienen a “promocionar” “The Getaway” -, apagaron un poco al público, salvo el sencillo “Dark Necessities”. Tampoco ayudaron mucho un par de temas provenientes del “I’m with You”; muchos ya ni nos acordábamos de esa cosa llamada “The Adventures of Rain Dance Maggie”.
Curiosamente, la banda californiana no dispuso en su primer set de “We Turn Red”, acaso la más esperada de su disco reciente simplemente por esa línea que le manda un saludo cálido a nuestro país (“Mexico you’re my neighbor…”); empero, el cierre antes del único encore de la noche, “By the Way”, fue el pretexto para hacer referencia al terrible sismo del mes pasado y así sacar el lado patriótico de la audiencia por un instante: los borrachos entonaron a todo el “Cielito lindo”.
En general, los Chili Peppers conectaron con el público como siempre lo hacen, principalmente por medio del carismático Flea, aunque es justo decir que Klinghoffer se llevó los aplausos cuando afirmó que su lugar favorito para tocar es México, en un honesto cliché. El gran cambio respecto a las anteriores visitas del grupo – además de que ya usan más músicos (como el segundo bajista en “Go Robot” con su playera del Chapulín Colorado) -, tuvo que ver con el escenario: un impresionante juego de luces colgaba en medio del Palacio, algo poco usual en los espectáculos de un grupo que se concentra en su música.
En ese sentido, Anthony, Flea, Josh y Chad Smith son de los contados conjuntos que continúan variando su set list noche tras noche, lo cual se agradece aunque puede llegar a ser contraproducente cuando tienen dos shows seguidos en una misma ciudad. Esa fue la realidad del primer concierto en la Ciudad de México: cumplió pero me hizo pensar que lo mejor está aún por venir, tal y como ocurrió en la visita de 2013.
En cuestión de sorpresas, del set 1 puedo rescatar el cover ochentero de Stevie Wonder “Higher Ground” y la breve rendición instrumental a “What Is Soul?” de Funkadelic, esto último reminiscente de los días con Frusciante. De igual forma cualquier canción del “Blood Sugar Sex Magik” siempre será bienvenida, incluso la que lleva el nombre del álbum y que ha sonado en casi todos los últimos conciertos en México. Pero en general fue una noche de hits que terminaron por opacar al material fresco; “Californication”, “Under the Bridge”, “By the Way” y “Give It Away” nunca fallan y siguen haciendo que varias generaciones entonen juntos las mismas letras. Evidentemente no fue el mejor concierto de los Peppers en suelo azteca, pero seguramente lo de hoy será superior.