Una vez más el Festival Hipnosis nos mostró su mejor cara y, aunque al principio dudamos si el venue iba ser el ideal, la verdad es que el Parque Cuitláhuac nos recibió con los brazos abiertos.
El sol estaba tremendo, eso sí, pero con una buena chelita todo fue a mejor, una cosa que amamos del festival son los escenarios gemelos que te permiten sentarte en alguna parte del césped o en alguna sombra que se dieron bien a poner y solo te relajas a escuchar música sin tener que desplazarte de un lado a otro.
El año pasado, quedamos fascinados con la presentación estelar de The Mars Volta y otros increíbles headliners como Primus o Kikagaku Moyo, este año no fue poco. Por supuesto, ansiabamos la presentación de The Flaming Lips, escuchar el disco completo de Yoshimi Battles and Pink Robots no es una cosa menor, pero definitivamente hubo momentos muy bellos en las precedentes presentaciones.
Fue muy grato conocer nuevos proyectos, al menos nuevos para mi, como The Brian Jonestown Massacre o Panda Bear and Sonic Boom, parecen nombres muy complicados pero su música fluyó sencillamente con todos los asistentes del festival. Algo que me encanta de Hipnosis es que al no ser bandas, digamos, del hype, tienen verdaderos fans en sus filas y los que por primera vez escuchan su música, surgen como nuevos seguidores.
Qué decir del momento de Altin Gün, Melody’s echo chamber y Temples, bandas que guiñaron a México con presentaciones anteriores y marcaron un camino a seguir para culminar en Festival Hipnosis, fueron tres momentos de psicodelia, en especial con Altin Gün de quién amamos su originalidad, voz y ritmo que hizo preámbulo para que el festival nos dejara haciendo eco en nuestro cuerpo y vibraran nuestros corazones.
Cuando Boy Harsher se presentó, la noche con su frío de otoño nos volvió otros seres, casi que animalescos y de esa manera los recibimos, bailando y deleitándonos con ese proyecto que se convirtió en uno de nuestros favoritos. Toro y Moi, no necesitan ser descritos de facto, quien haya escuchado su música sabe que el sábado 4 de noviembre, los Mexicanos reunidos en Parque Cuitláhuac supimos que tenían que ser la banda que precedía a los ansiados Flaming Lips.
Flaming Lips, el proyecto más entrañable de la noche
El vocalista Chaz Bear, dijo que estaba muy agradecido por esa noche porque en su vida y en su carrera ha sido muy fan del proyecto de Wayne Coyne y que era como un sueño hecho realidad el poder estar compartiendo cartel; y así como se despidió y pronunció las últimas palabras del show, comenzó sin prevenir de nada The Flaming Lips.
Se encendieron las luces y empezó a sonar Fight Test, su redactora de confianza, es decir ‘mua’, privilegiada de estar en la primera fila al tener la diligencia de las fotos para freim tv, no sabía lo que iba a pasar en la próxima hora con quince minutos que duró la presentación. Formada en la fila de prensa para hacer las fotos, todo parecía que ocurriría de lo más normal, llegar buscar la toma, tres canciones y adiós. Estoy segura que los que estábamos allí pensamos lo mismo, pero cuando comenzaron a tocar y a inflarse los robots rosas que impactan tanto por su color como por su forma, todos nuestros planes se vinieron abajo. Nos quedamos en una especie de shock colectivo en el que no sabíamos si tomar las fotos, grabar con el celular o simplemente quedarnos parados contemplando la belleza que estaba frente a nuestros ojos brillosos:la música, las luces, la energía, la alegría de Wayne, el confeti en forma de robots rosas que dispararon al corazón, las pelotas gigantes que nos hicieron ser parte de los mismo,¡ dios mío, la música! No sé qué de todo lo anterior fue, pero estoy segura que todos los que vivimos ese momento lo llevaremos por siempre, nos volteamos a ver sin conocernos y decíamos entre nosotros, qué increíble, quizá usamos otras palabras pero ustedes las sabrán. La vibra estaba en lo máximo y cuando nos retiramos de la valla y pasamos al público en general seguiamos con la euforia a flor de piel. Fue cuando llegó otro de los momentos más sublimes. Tocaron Do you Realize? pidiéndonos decir “te amo” a la persona con la que íbamos a disfrutar de esa presentación, así, solo porque The Flaming Lips son seres de amor y luz, las lágrimas vinieron solas, sin previo aviso. Salieron de la contemplación de la belleza porque, por supuesto, no había nada triste alrededor, me queda claro que fue producto de algo muy genuino en el alma humana.
