Cuando alguien habla de «world music», a menudo lo piensa como una categoría que agrupa artes musicales no occidentales en un cajón común. Allí entran melodías exóticas, ritmos africanos, instrumentos tradicionales —y de pronto todo queda simplificado, encasillado. Pero el colectivo Africa Express llegó para cuestionar ese cajón, para demostrar que la música que viene de África, de América Latina, de Europa, del Medio Oriente, no necesita una etiqueta que la defina desde fuera: necesita ser vista como arte contemporáneo, global, híbrido, irrestrictamente creativo.

Africa Express nació en 2006 como iniciativa de Damon Albarn junto con el periodista Ian Birrell, a raíz de su frustración con los conciertos benéficos que promovían África sin darle protagonismo real a los músicos africanos. Lo que siguió fue un viaje: a Malí, Congo, Sudáfrica, Etiopía, México. Los artistas occidentales y africanos se mezclaban en estudios improvisados, trenes, clubes, festivales, para crear desde lo colectivo, lo espontáneo, lo colaborativo.

Africa Express

Un laboratorio de colaboración, no un género

El sello de Africa Express es la improvisación situada: reunir músicos de distintos continentes, géneros y generaciones para que trabajen juntos por días, semanas, a veces sin ensayo previo, y grabar en condiciones inusuales. El álbum Maison Des Jeunes (2013), por ejemplo, se gestó en una ciudad juvenil de Bamako en siete días, con músicos malíes y jóvenes británicos que se encontraron y rompieron barreras. Esa fluidez entre géneros —afro-blues, funk, electrónica, hip hop, canto tradicional— es parte de su propuesta: la música no se detiene en la etiqueta; se encuentra, se reconfigura.

¿El fin de las etiquetas? Sí, y no solo simbólicamente

Al plantear que «world music» ya no basta como categoría, Africa Express impulsa una reflexión: ¿por qué seguir clasificando la música africana, latinoamericana u oriental como «otro» cuando puede dialogar de tú a tú con el pop, el arte, la experimentación electro-rock? Los proyectos del colectivo consiguen justo eso: músicos africanos tocando con guitarristas británicos, cantantes latinas colaborando con beatmakers africanos. La nueva edición del colectivo, Africa Express presents… Bahidorá (2025), fue grabada en México con artistas de cuatro continentes, mezclando cumbia, reggae, kuduro, rap, soul y pop —una prueba clara de que los géneros no son fronteras sino puntos de partida.

Más allá de lo puramente musical, Africa Express tiene un componente social profundo: ruptura de estructuras, visibilización de músicos marginados, espacios de encuentro que desafían las jerarquías tradicionales de la industria. La misión no es solo artística sino también cultural: entender que la música africana o latinoamericana no es un “añadido exótico” sino parte central del panorama global.

Aunque sus raíces estén en los viajes de comienzos del milenio, el proyecto se mantiene vital. En 2025 regresaron con nueva música, mostrando que la experimentación colectiva sigue viva. Su último álbum hace un llamado a la colaboración global, al cruce cultural, al dejar de lado las etiquetas que nos separan. Y en un mundo donde las playlists segmentan según países o estilos, Africa Express propone otra cosa: música compartida, sin fronteras visibles.

Más allá del «world music»: Africa Express y ¿el fin de las etiquetas?

Si tienes la oportunidad, no dejes pasar su próxima presentación en vivo en México — será una noche para recordar que la música puede cruzar continentes sin pedir permiso, sin definirse a sí misma por categorías anticuadas. Compra ya tus boletos y prepárate para una experiencia sonora que desdibuja límites, derriba etiquetas y celebra la música como lenguaje universal.