Durante años hemos escuchado un discurso desalentador: El rock esta muerto. Algunos han tratado de defender lo contrario, la noche del 23 de marzo, Miles Kane mas allá de defender, lo demostró. Recibido como semidiós en un Plaza Condesa que no necesito ser sold out para vibrar.
Hace unos meses, la noticia de que Miles pisaría escenarios mexicanos nos tomó por sorpresa, aún más saber que solo venia acompañando a los Arctic Monkeys. Después de muchas peticiones en redes sociales, El Plaza Condesa nos concedió una fecha que los fans esperarían ansiosos. El primero en llegar, se formó a las 8 am, 12 horas antes de que comenzara el show del inglés.
A las 7 subió al escenario una de las promesas nacionales, Charlie Rodd, su nombre se ha vuelto cara del folk mexa y aunque tan solo tiene 25 años ya empieza a tener shows en festivales internacionales.
Solo su guitarra y alguien acompañándolo con la batería, la noche empezaba muy romántica y tranquila ante un recinto que si bien no llegaba ni a la mitad de su capacidad, los asistentes que habían decidido llegar temprano apoyaron a Charlie y le aplaudieron, incluso con algunos pequeños problemas en el micrófono, 15 minutos antes de las 8 agradeció la gran oportunidad para dar a conocer su música.
Poco a poco, el staff de Miles llenó el escenario para dejarlo listo. Grupos de amigos llegaban, platicaban de lo maravilloso que es el artista, de que canciones tocaría, cuantas fiestas llevaría en México y si se lo encontrarían buscando un after.
Poco a poco los huecos entre el publico se llenaron de chicas con glitter bajo los ojos, cuando parecía que El Plaza empezaba a cubrir su capacidad, las luces se apagaron y todos dieron unos pasos al frente, el venue estaba a 3/4, pero en ese momento explotó.
Los gritos inundaron los oídos, sobre todo los de Kane quien intento disimular que estaba más que contento con una leve sonrisa. Los pasos de baile comenzaron a fluir nadie podía parar de moverse, algunos más coreaban y los mas fans ya estaban en trance total con tan solo “Silverscreen” e “Inhaler” que abrieron el show.
Miles, desde el escenario bailaba, guiñaba el ojo a las fans más cercanas y disfrutaba la que sería su noche, aun con su actitud de rockstar que suele enamorar a más de uno, hay algo importante que resaltar, la preocupación por sus músicos, en todo momento volteaba y les preguntaba que si se sentían bien, que si querían descansar o simplemente necesitaban algo.
Otro punto extra para el es su baterista: en pleno 2019 con todos los ojos puestos en el papel de la mujer en la música, Miles se presenta con una chica en la batería, girl power puro y la energía de los más eruditos del instrumento.
La noche avanzaba rápido, entre una canción y otra había pocas miradas entre los músicos, intrucciones, sonrisas de complicidad y la canción que seguía, cosa rara pensar que alguien que pareciera tan egolatra arriba del escenario hablara tan poco con un público, que lo trataba como si acabara de revivir. Del otro lado no paraban de gritar, saltar y bailar. Llovian vasos de cervezas, se aventaban brasieres al escenario y se idolatraba cada respiro del músico.
Miles, Miles, Miles, Kane… Miles, Miles, Miles, Kane
Sustituía al famoso oe oe oe, que ponía de un mejor humor al inglés cada que los escuchaba y por momentos no lo creía, esto también le daba más energía o eso parecía en los riffs que querían tronar las bocinas del lugar. Hasta que para poder respirar y prender las luces de nuestros celulares nos deleito con “Colour of the trap”. Debimos haber sabido que era un respiro para lo vendría.
“Rearrange” sería la primera de varias canciones que serían coreadas hasta desgarrar gargantas, que además harían que el público enloqueciera y saltara con toda la energía disponible. Si estuviéramos más cerca de 2017 muchos se hubieran asustado de sentir las vibraciones del Plaza, todos brincaban muy fuerte o eran los riffs o quizás era la energía de todo, era imposible mantenerse quieto, Miles tenia conquistados a todos como en una especie de hipnosis grupal.
“Dont Forget who you are” fue la cereza del pastel de un show que no pedía nada más, al terminar la canción Miles agradeció casi sin poder hablar y con un pequeño buenas noches bajo del escenario, sin saber que el coro de esta última rola sería cantado por todos, a modo de pedir una canción más o 15 si hubiera sido posible. Menos de un minuto y todos estaban arriba para despedirse con “Come Closer”.
La suma de todo esto reflejo que Miles es el heredero del Olimpo, que durante años muchos lo han tenido a la sombra de Last Shadow Puppets o su compañero Alex, pero que su talento y energía lo convierten en algo único y como muchos asistentes confirmarían, es un perfecto semidiós.
Fotos: Cortesía OCESA Óscar Villanueva Donantes (OVD)