Hay un nuevo lenguaje del club que no nació en Berlín ni en Londres, sino en la pantalla de un teléfono. En los rincones del internet donde los géneros se disuelven, donde el glitch es ritmo y la saturación es identidad.
Ese idioma híbrido —mitad avatar, mitad sudor— está llegando con fuerza a MUTEK México 2025, donde nombres como DJ Fucci x Iceblade y DJ Travella se abren paso entre los templos del techno experimental para recordarnos que la rave del futuro ya no se baila solo con los pies, sino también con los dedos.
La pista como interfaz
A diferencia de la solemnidad que suele asociarse a los grandes nombres de la electrónica experimental, MUTEK ha sabido conservar una de sus virtudes más valiosas: su curiosidad.
El festival no se encierra en los nombres consagrados, sino que abre espacio a las nuevas mutaciones del club contemporáneo, donde el sonido se vuelve una extensión de lo digital.
En los sets de DJ Fucci x Iceblade, la energía del hyperpop, el gabber y el reggaetón se condensa en una estética que parece salida de un foro online, de un meme glitch o de un videojuego roto. En cambio, DJ Travella, originario de Tanzania, canaliza desde el singeli —ese género frenético y vital que nace de los barrios de Dar es Salaam— una lectura distinta del futuro: una donde la velocidad no es solo BPM, sino supervivencia.
MUTEK funge aquí como catalizador, como un espacio que entiende que el presente del club no se define por la tecnología, sino por cómo esta altera nuestra manera de sentir y de comunicarnos.
El cuerpo y la red
En la oscuridad de la pista, lo que sucede ya no es simplemente baile: es una especie de reconexión. Los cuerpos dialogan con las máquinas como si fueran extensiones de sí mismos; las pantallas proyectan símbolos que ya no pertenecen a un solo idioma, sino a una estética global.
Ahí radica la importancia del MUTEK MX: su capacidad de traducir lo intangible. De tomar la lógica fragmentada del internet y convertirla en un ritual sensorial.
Cada beat es una notificación que palpita, una vibración que se convierte en presencia física. La red se corporiza. La virtualidad se vuelve comunidad.
El pulso que viene
Mientras los grandes festivales apuestan por la nostalgia o la espectacularidad, MUTEK persiste en su apuesta por el riesgo. Nos habla del futuro, pero sin miedo a lo desconocido.
Las presentaciones de artistas como Fucci, Iceblade o Travella no buscan entretener, sino abrir preguntas: ¿qué sucede cuando el ritmo deja de ser lineal? ¿Qué pasa cuando la identidad se mezcla con la data, con el avatar, con el glitch?

Quizá el club del mañana no necesite luces estroboscópicas ni humo, sino simplemente la voluntad de seguir bailando incluso cuando todo parece desintegrarse.
Y ahí, entre el ruido digital y el cuerpo que insiste, MUTEK vuelve a recordarnos su esencia: ser el lugar donde el futuro se escucha antes de llegar.
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