Fotos y videos: @El_Plaza_
El placer es algo grato que nos deja una sensación que difícilmente olvidamos. Un placer efímero fue lo que nos dejó Jake Bugg el día de ayer. Fue esa sensación de satisfacción con un cierto dejo de tristeza, como sexo entre lágrimas. Y es que durante lo poco que duró el concierto lo disfrutamos bastante, fue hasta cuando al interprete con cara de gato grumpy se le ocurrió decir “La siguiente es mi última canción” que sorprendió a todos.
La noche se abrió en una tonalidad de pasión cargada de sentimentalismo profundo, “On My One” fue la canción que se encargó de empezar la noche. Fue un espectáculo que podríamos dividir en dos tiempos donde Jake Bugg plasmó temas de su más reciente álbum y de sus éxitos del ayer.
Nos estancamos en una fase de folk y country con canciones como “Simple As This“, “Strange Creatures“, “Love Me De Way Yo Do” y “Me And You“, estas dos últimas siendo de las más coreadas en la noche. Jake es un artista de pocas palabras, sus fans bromean incluso con esa situación, es su sello personal pero durante el concierto mantuvo una estrecha comunicación con su público, invitandolo a cantar y a seguirle.
El público mexicano, caracterizado por la entrega que brinda en cada concierto respondió positivamente sacándole en diversas ocasiones una sonrisa a Bugg, incluso él mismo contribuyó a la broma diciendo “Estoy sonriendo, ustedes me hacen sonreír” (Chiste local entre los fans de que Jake siempre está de mal humor por su cara de pocos amigos).
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Para este punto ya había mucha emoción y fue cuando “The Love We’re Hoping For” acompañada de “All That” nos hizo gritar con el corazón, dos joyas que sin duda por su letra y estilo acústico dejaron impresionados a muchos. De esta forma Jake cerró su participación en solitario y dejó que su banda entrara al escenario. Se venía lo bueno, era hora de bailar y con un tonos más rockeros empezamos con un éxito inconfundible, “Two Fingers” abrió la segunda parte del concierto haciéndonos brincar. La transición de acústico a rock fue un plus que contribuyó demasiado al show.
“Bitter Salt“, “Seen it All” y “Messed up Kids” continuaron con esa emoción que ya teníamos encima, contagiando a todo el público de diferentes edades. Cabe mencionar que en su mayoría era un público joven femenino, que gritaba y bailaba a lo largo del espectáculo. Fue en “Never Wanna Dance” que nos mezclaron las lágrimas con la emoción, la forma en que es interpretada la canción fue parte de un orgasmo musical que no se olvida y ahí seguirá la sensación, recordada cada que esa canción sea escuchada. Era el momento perfecto para abrazar a la chica que tenías a lado y seguir viviendo el momento.
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Los solos fueron parte de ese multiorgasmo musical, parte de la bipolaridad sonora que se pudo disfrutar y es que el country no está nada peleado con el folk y el rock. “There’s a Beast And We All Feed It” acompañada de “Taste it” demostraron la premisa, en un juego de cuerdas que conjugó bastante bien en El Plaza. “Simple Pleasures” y “Gimme the Love” siguieron ese juego, siendo la segunda coreada bastante bien. A pesar de las críticas por su cambio e influencias de hip hop, el público permaneció contento.
Todo estaba a full, los sentimientos, la entrega, todos queríamos más, seguir saltando, gritando y sin duda seguir escuchando a Jake pero nos bajaron de la nube cuando después de “Broken” dijo, “La siguiente es la última“, siendo “Lightining Bolt” la encargada de despedir a México después de una exitosa presentación en el Live Out, cerrando el paso en la Ciudad de México.
Así fue como Jake Bugg nos dejó con ganas de más, en una resaca pasional y emotiva que mezcló todos los sentimientos que nos hacen ser personas. No queda más que resignarse esperando que la espera por si regreso no sea tan larga.