La espera ha terminado y este fin de semana se dará cita uno de los festivales musicales más importantes para el desarrollo cultural de América Latina, el NRMAl, que en su edición 2018 ha logrado madurar como una propuesta sólida, multidiversa y con la suficiente credibilidad como para no necesitar de demasiados artilugios mercadotécnicos para garantizar el alto gramaje de su propuesta sonora.
Es así que el sábado 3 de marzo podremos presenciar música electrónica desternillante, guitarras espesas, leyendas de riguroso culto lo mismo que talento emergente de diversas partes del orbe, entre un sinfín de opciones más.
Dentro de los actos más esperados se encuentra Dub de Gaita, en mancuerna con los legendarios Gaiteros de San Jacinto, quienes forman parte del fascinante sello Llorona Records.
Como una suerte de portal que nos abre el mundo a otras dimensiones sonoras, la panoplia sonora de Llorona Records posee un catálogo y linderos sumamente hermosos y vibrantes que no hay que perder de vida. Freim conversó en exclusiva con Diego Gómez, productor musical y fundador de Llorona Records, y también comandante de Cerrero, su proyecto solista, para conocer más a fondo este label de potente armada sonora.
¿Cómo surge Llorona Records y cuál es su norte principal ?
La idea de Llorona Records la construimos con mi hermana Eddy Johana -que en este momento es directora de proyectos del sello, además de manager de Elkin Robinson-, un amigo que estaba huyendo del mundo corporativo y yo, que tenía la obsesión de montar un estudio de grabación.
Somos un sello discográfico y una plataforma de creación de proyectos alrededor de la música con sede en Bogotá, Colombia. Desde 2007 producimos, documentamos, promocionamos y representamos artistas únicos y auténticos. Nuestra trabajo es crear proyectos que conectan creadores, colectivos, personas y organizaciones alrededor de la música.
Algo que nos gusta mucho de la cultura musical contemporánea de Colombia es esa pasión por preservar sus tradiciones. ¿Por qué es importante esto?
La diversidad musical colombiana es algo tan rico y tan grande que creo que hasta ahora estamos logrando ver su magnitud y empezando a explorar sus posibilidades. Las dificultades históricas y geográficas de nuestro territorio hicieron que se preservaran intactos ritmos y formas de hacer música únicas, y que germinaran las semillas del encuentro cultural del nuevo mundo.
La música es uno de los resultados hermosos del mestizaje forzado que vivió América y encierra muchas de las pistas para encontrarnos como cultura.
Ahora que se está rompiendo la hegemonía de las comunicaciones y que podemos hablarle al mundo desde cualquier lugar, hemos empezado a mirar hacia adentro y los proyectos musicales más interesantes que se están haciendo en Colombia nacen de ese reencuentro y de explorar cómo podemos dialogar desde ahí con sonidos globales. Para que este diálogo se siga dando es vital darle fuerza a las raíces, darle el crédito y la visibilidad a los músicos y comunidades que lograron mantener su música a pesar de la colonia, de la esclavitud, de la guerra, de MTV.
¿Cómo ha sido la recepción de los públicos más jóvenes con la propuesta sonora de Llorona Records?
Siempre hemos tratado de conectar puntos, construir puentes de diálogo a partir de la música, generar encuentros que abran puertas para conectarse con los sonidos locales. Muchos jóvenes llegan a escuchar a Los Gaiteros de San Jacinto por proyectos como Dub de Gaita, en principio son más cercanos al dub, a la electrónica, a hacer un remix, a jugar con samples en un computador, pero cuando empiezan a buscar qué hay detrás del proyecto es inevitable encontrarse con la raíz.
El momento que vivimos en Colombia en términos musicales es muy interesante, en parte es el resultado de un proceso en el cual tuvieron que venir de afuera a decirnos a los jóvenes que teníamos un herencia musical muy valiosa para que empezáramos a creer de nuevo, por eso productores como Richard Blair, Mad Professor, Adrian Sherwood o Quantic han sido claves.
Creo que es parte de la herencia cultural de la colonia, para nosotros es importante que nos validen desde afuera, no sé si sea bueno o malo, pero así es. Hoy hay muchos grupos que tienen un sonido auténtico y propio que están girando por el mundo y que tienen una audiencia importante afuera, la escena local está creciendo y hay un debate como sector acerca del futuro de la música en Colombia.
Hay todo un tema detrás de la colonialización cultural desde la música de Estados Unidos o Europa sobre Latinoamérica, África y, bueno ¡el mundo entero! ¿Cuál es su postura dentro de este contexto?
Es imposible negar que sí hay un grado de militancia en lo que hacemos, en tanto búsqueda de recuperar y reconstruir una voz propia, algo que es vital para lograr tener un sonido que sea relevante en el mundo, darnos la posibilidad de estar en el centro. Es mirarnos a los ojos como iguales y darle el valor a las posibilidades infinitas de la música que se pierden en la academia cuando hay una cultura hegemónica o cuando los medios masivos empujan música genérica con toda su maquinaria.
¿Nos podrían contar un poco sobre cómo se dio este acercamiento con los Gaiteros de San Jacinto para engendrar el disco Dub de Gaita?, ¿cómo fue que el dub tuvo este maridaje tan afortunado y que se escucha natural?
Gracias a un amigo comencé a estudiar percusión con Joche Plata, tambolero de Los Gaiteros, así nos conocimos. Mi madre es de Gamarra, un pueblo pequeño que fue un puerto muy importante del Río Magdalena en donde se vive la cumbia y la música de gaita, cuando le conté que los conocía, me dijo que los invitara a la casa a una parranda y un sancocho y de ahí nació una gran amistad.
Luego cuando comenzó Llorona Records, Beto Cartagena, un músico joven que andaba con Juan Chuchita Fernández, cantante legendario de la banda, llegó al estudio a decirme que quería grabar un tributo al viejo, ese proyecto evolucionó en el reencuentro de Los Gaiteros de San Jacinto y en el disco “Así tocan los indios”.
El encuentro con el dub se dio al mismo tiempo, casi en paralelo; después de escuchar Sun is shining ó Natural Mistic de Bob Marley tocaba seguir buscando por ese camino. En esa época -creo que debía ser el año 2000- logré bajar por Napster unos discos de Adrian Sherwood y de Mad Professor, que para mí fueron algo revelador, no paraba de escucharlos, me impresionaba cómo lograban jugar con el sonido, el peso de los bajos. Era otra cosa.
En ese momento empecé a estudiar ingeniería de sonido y producción de música, siempre buscando entender lo que lograban hacer productores como ellos.
Después de viajar a varios festivales de gaita y ver cómo los grupos tocaban por días enteros, entendí que más allá del ánimo de fiesta, la gaita tenía un lado místico muy fuerte, la ciencia del indio, como dicen los gaiteros, ¡Cómo no buscar el lado dub de esta música! Llevarla a otro nivel a partir del sonido y las posibilidades de la consola como instrumento.
¿Cuáles son los planes para 2018 que se vienen para Llorona Records?
Este año va a estar bien movido, vamos a empezar la grabación del nuevo disco de Nidia Góngora y Canalón de Timbiquí y de Los Gaiteros de San Jacinto, y vamos a lanzar un proyecto para rendirle tributo a los maestros de música tradicional.
También estoy trabajando en el primer disco de Cerrero, mi proyecto en solitario y hay varias giras en camino de Elkin Robinson y otros artistas del sello.
Estamos preparando varios remixes de música grabada por nosotros para seguir estrechando lazos con el movimiento de música electrónica latinoamericana y estamos trabajando en consolidar la alianza de sellos independientes de Colombia, un proyecto que nos ilusiona mucho.
Mejor dicho, este año es puro fuego.