Parthenope: Los Amores de Nápoles visualmente es una joya, Paolo Sorrentino nos da La Grande Belleza de esta década.

Paolo Sorrentino no solo es uno de los mejores cineastas que tenemos en la actualidad, sino que, quizá, junto a Luca Guadagnino, es el mejor cineasta italiano del momento. El director ya nos ha dado joyas deslumbrantes como La Grande Belleza o, en años recientes, La Mano de Dios. Pero ahora nos deslumbra visualmente con su más reciente obra, Parthenope: Los Amores de Nápoles, protagonizada por Celeste Dalla Porta.

Y es sorprendente, ya que Dalla Porta es prácticamente una actriz primeriza. Su trabajo más relevante antes de esta cinta fue justamente en la película de Sorrentino, La Mano de Dios, donde tuvo un rol sin créditos como un bit (un mini extra). Como la protagonista homónima, Parthenope, de verdad nos deslumbra. Tan cautivadora y misteriosa como su personaje, Dalla Porta retrata perfectamente a una mujer que sufre su propia maldición: “ser hermosa”, lo que hace que no sea tomada en cuenta por la sociedad y que la gente no pueda ver más allá de lo que presenta físicamente.

También encarna a la perfección este rol de persona misteriosa que, si bien tiene esto a su favor, en realidad es alguien muy solitario, que anhela mucho más de lo que al final consigue y que, aunque “puede conseguir lo que sea”, como dice el personaje de Gary Oldman, su mayor ventaja termina siendo su peor maldición.

"Parthenope": Una joya visual de Paolo Sorrentino.
Foto cortesía de: Cine Caníbal.

Como en toda película de Paolo Sorrentino, la estética es un personaje en sí mismo. La luz, la composición y el sonido revelan el estado de ánimo de su protagonista. Es una joya de puesta en escena, algo que no sorprende en una película del director italiano. Estamos ante la que visualmente es su más grande obra maestra y, a su vez, ante la nueva La Grande Belleza de esta década.

Pero así como visualmente es una obra maestra, aquí también encontramos un área de oportunidad en la película. Al final, lo visual, la estética, la magnitud y la grandeza visual terminan siendo el primer plano de la cinta, y la historia sufre por ello. En muchos momentos, hay escenas que se alargan demasiado. El montaje no ayuda en estos momentos, y estamos ante algo visualmente hermoso, pero sin mucho trasfondo, lo que hace que algunas partes de la historia no terminen de hilvanarse.

"Parthenope": Una joya visual de Paolo Sorrentino.
Foto cortesía de: Cine Caníbal.

Algo que la misma cinta nos hace reflexionar es que la película marca contrastes: la decadencia y la juventud, la palabra y el silencio, lo vivido y lo que apenas comienza. Entre idas y venidas, Parthenope termina siendo la representación de una humanidad vacía, cuando se frustra su deseo de ser actriz o los hombres la decepcionan. Y cuando realmente su gran amor era alguien que, para nada, debía haber sido correspondido… algo que sin duda dará mucho de qué hablar. Pero no entraremos en spoilers.

Le queremos agradecer mucho de nuevo a nuestros amigos de Cine Caníbal por la invitación. Parthenope: Los Amores de Nápoles llega a cines este 27 de marzo. No se la pueden perder.