Tras el grato y sorpresivo anuncio en nuestro país sobre la fecha del lanzamiento del nuevo álbum de estudio de la banda neoyorquina Interpol, programada para el próximo 24 de agosto, el público y la opiniones tras ver la portada de lo que será Marauder y escuchar “The Rover”, el primer sencillo de lo que será su sexto álbum de estudio, se dividieron y pronunciaron hacia todas direcciones.

¿Qué esperar de Marauder de Interpol?

Para buena parte de los fans férreos de Interpol, esos que aún están por debajo o apenas rebasaron la barrera de los 30 años y que ven en El Pintor (2014) y en Our Love to Admire (2007) dos buenos discos a la altura de los dos opus de la banda, Marauder supone el regreso definitivo de Paul Banks y compañía al ruedo de los grandes.

Sin embargo, para los más escépticos, aquellos que ven en Interpol a un grupo que aún no ha superado su disco debut y respectivo sucesor, aquel maravilloso Antics (2004) con el que se encumbraron y exponenciaron su sonido en todo el mundo, lo verdaderamente sorpresivo es que los de Nueva York le dieran vida a un disco completamente contundente, más cercano al minimalismo y oscuridad de hace catorce años.

Si bien Interpol se ha despegado de su sonido inicial, dando paso a un rock con mayores posibilidades aunque también mayores concesiones con lo inmediato, lo predecible y el efectismo, lo cierto es que Interpol nunca ha quitado un dedo del renglón sobre la evolución de sus propios linderos. Quizás la única excepción sea su álbum homónimo de 2010, en donde el rumbo parecía más gastado, disperso y poco contundente.

Durante casi 16 años de carrera discográfica, los autores de Turn On The Bright Lights (2002), uno de los debuts más potentes y emblemáticos del rock indie de inicios del Siglo XXI, Interpol ha seguido grande y en el gusto de sus fans, encabezando grandes carteles a lo largo del planeta; un éxito relativo que no ha estado exento del crecimiento y desinterés de su fanbase inicial, del poco enganche con generaciones más jóvenes y con un paso inevitable del tiempo que hace mella sobre el poder creativo y las ventas comerciales.

Interpol es hoy una banda madura que parece caminar a un paso más sosegado que en el vértigo de su éxito de hace más de quince años. Los caminos de los fallidos proyectos solistas, la concesiones demasiado pop sin rumbo definido, así como los trabajos tibios parecen haber quedado un poco atrás en el camino. En ese sentido, Paul Banks, Daniel Kessler y Sam Fogarino han vuelto a ver a las bases que detonaron la identidad sonora de Interpol y algo nos indica que quieren recobrar esa fuerza.

El primer sencillo de Marauder así lo indica, ya que resulta inevitable pensar un poco en “Say Hello to the Angels” al escuchar “The Rover”, su más reciente sencillo. Si bien cada una posee una vibra distinta y diferenciada, son los acordes, la ecualización y la misma esencia las que están flotando en el aire.

Paul Banks se ha convertido en un tipo sagaz, que ha aprendido sobre sus propios errores y ha encaminado bien que mal a su grupo a los linderos más nóveles, si bien raspadones aún con algo qué decir. La recta final de 2018 será clave para entender la relevancia histórica y la trascendencia futura de Interpol, en donde el sexo trabajo dará un mejor balance de su historia. El grupo sabe que se la está jugando y que no puede darse el lujo de un trabajo disperso más. Será hacer de Marauder un disco realmente grande o dejarlo como un legado para la posteridad.

Por lo pronto, auguramos que por las entrevistas, la portada, el tracklist y el sonido del primer sencillo, las cosas parecen ir por buen camino.