¿Cuántas veces no nos hemos visto envueltos por los pegajosos beats, percusiones y melodías tan características de la música electrónica? Seguramente más de una vez te has fusionado con esa música que te teletransporta a un sinfín de emociones en donde las tonalidades de gris dejan de ser atractivas y la vida se vuelve una explosión de colores. El trabajo de Porter Robinson es el claro ejemplo de que la música electrónica es más que el conjunto de sus partes y también nos habla de las dificultades que conlleva crear nuevos temas cuando aparentemente ya lo has logrado todo.
Los inicios de Porter Robinson
La incursión de Robinson en la industria musical comenzó a temprana edad en dónde el futuro Dj empezaría a producir música con distintos editores de sonidos para después lanzar algunos sencillos de la mano de sellos discográficos como Glamara Records y Big Fish Recordings. Sin embargo, fue con su sencillo “Say My Name” que se empezó a colocar entre las listas de las mejores canciones en portales digitales. Para el 2011, Robinson firmaría con la disquera OWSLA (de Skrillex) y daría paso a su primer EP “Spitfire” que como era de esperarse, rompió las listas de iTunes y Beatport.
A partir de ahí, el Dj estadounidense tendría un gran recibimiento dentro del gremio, llegando a tocar a lado de gigantes de la escena de la música electrónica en festivales como el EDC, Festival Imperial, Electric Forest, Ultra Music Festival entre otros. Su primer álbum titulado “Worlds” salió a la luz en el año 2014 dándonos una cantidad de rolas que sin duda alguna son representativas del synthpop y que le hicieron valer el reconocimiento de Mejor Álbum por la Beatmash Magazine.
El vórtice creativo del 2015
Para estas alturas del partido, Porter ya había logrado todo lo que la mayoría de los artistas sueñan con lograr, el reconocimiento internacional, la gran exposición de sus canciones (algunas volviéndose temas representativos de la música electrónica), tocar junto a los más rotos de la escena en escenarios legendarios como Coachella, una nominación al Grammy (en 2019 por su proyecto Virtual Self), entonces ¿Qué seguía para él? ¿Cuál era el paso natural que se debía de dar? ¿Cuál era el propósito de su música si ya lo había logrado todo?
La respuestas a estas preguntas raramente llegan con claridad en el mundo de las artes, y es que en muchas ocasiones se subestima el proceso creativo de los artistas, pues no es tan fácil crear de un día para otro algo que te guste, es más complejo que eso, tu arte eres tú, son tus sentimientos, emociones, frustraciones y ambiciones. Para el periodo que abarcó los años 2015 a 2020, Robinson se encontró con un vació creativo en dónde todo lo que él trataba de componer se quedaba en meras aspiraciones pues nada lo inspiraba ni lo satisfacía.
Nurture y su futuro en la música
Todo este proceso de encontrar el motivo de su música sirvió como motor para crear su álbum Nurture en dónde se refleja la sensibilidad que tiene Porter Robinson, y lo importante que es para él que su arte vaya acorde con sus emociones y sobre todo, que nosotros los espectadores podamos conectar con él.
No cabe duda que Porter Robinson es un referente dentro de la música electrónica, no sólo por su talento sino por la forma en la que se expresa a través de sus letras y sintetizadores, por eso, no puedes perderte su show en la CDMX este viernes 31 de marzo en el Pepsi Center WTC.