Fotos por Miguel Ángel Luján
Alguna vez, la generación que lleva poco más de diez años acudiendo a festivales masivos de música en México verá la evolución con mayor nitidez: cómo nos adaptamos a los maratones de resistencia física, al cambio de escenarios y de horarios. A dejar ir, a no bailar demasiado desde el inicio, a saber seleccionar tu recorrido, qué atuendo llevar (ok, outfit), resignarte a la lluvia. Nos acostumbramos a los “festibrandings” y al público que ve a un festival como una fiesta en la playita los fines de semana. Aprendimos a medio convivir.
La edición 2015 del Festival Ceremonia fue una suerte de foto en retrospectiva de cómo las cosas aunque disímbolas y en apariencia desproporcionadas, en este caso la organización de un festival de música en Toluca y el darle gusto a una multitud con diferencia de afinidades y manera de apreciarlas, logra dar en el clavo con los objetivos y las inclinaciones de un segmento aún considerado joven, pero que a todas luces pertenece a un segmento socioeconómico distintivo, con cualidades de respuesta y comportamiento bien planteadas.
Fuete Billete
Una vez más, el Centro Dinámico Pegaso de Toluca volvió a ser la sede del Ceremonia, organizado por Sicario en mancuerna con Ocesa, en un clima que prometía lo del año pasado y que ha sido la calamidad de los festivales: lluvia. El público mexicano no está tan acostumbrado, pero ya va más preparado. Afortunadamente aunque predominaron las nubes cargadas y los truenos, el agua sólo se hizo presente de forma ruda durante el set de Los Wookies, quienes mantuvieron su set en línea, aguantando el ánimo fiestero de la gente.
Wookies
Hablamos de un evento de miles de personas, que fueron a ver 25 actos repartidos en tres escenarios, en un lapso de cerca de 13 horas. No hay alma humana que resista sin chistar a tal cosa, y eso que Ceremonia pertenece a una gama de festivales medianos, de nicho pero que de a poco ha ido refinando su propuesta. Sin temor a equivocarnos podemos decir que ésta ha sido su edición más equilibrada, la más atinada y a la fecha la más disfrutable y memorable. Su curaduría llevó una mezcla sutil del rock (The Horrors, Los Nastys), con el trap y el rap (Pusha T, Fuete Billete, Snoop Dogg, Kryone) pasando con las frecuencias electrónicas cluberas más calientes pero no tan masivas del momento (Daniel Avery, Green Velvet, Zombies in Miami), el buen talento local (Trillones, el enorme ZutZut o Disco Ruido) hasta llegar a formas sublimes y novedosas del pop mismo como Kali Uchis, Melody’s Echo Chamber o los enormes Jungle.
Kali Uchis
Muchos hablaron todo el tiempo de maravillas arriba del escenario, también de decepciones y de aburriciones, pero en suma la perspectiva es tantito arriba de positiva. Lo que en principio eran conflictos técnicos y falta de pericia en el volumen (Fuete Billete y Kali Uchis), se contrarrestaba con el profesionalismo y la educación de los artistas (Melody, Chet Faker y Jungle). El retraso de una hora en el programa del escenario principal esta vez no amainó la fuerza y las ganas de diversión. Para sorpresa de algunos, Snoop Dogg traía unas ganas de demostrar sus dotes como showman, padrote, personaje público y hasta rapero de la vieja escuela. Recorrido por los hoy lugares comunes del hip hop, Snoop vino a entregar las plaquitas de todos sus perrhijos que le rendían silencioso culto, al frente derecho del escenario. Cotorro, misógino, sexual, Snoop canta y le echa flow, baila y cotorrea con todo su cosmos de marihuana profesional. ¿El público? En su bolsillo, coreando y gritando al unísono todos los cortes del flaco de oro del rap gabacho.
Melody’s Echo Chamber y Zut Zut
Atinado de cabo a rabo, da gusto ver que las nuevas figuras se van haciendo sólidas: Fuete Billete se dio a conocer en un escenario, horario y público distinto al que está acostumbrado en México. Pese a que el tamaño pareció imponer leve de inicio, los puertorriqueños supieron sacar avante el flow con el que están castigando. Sin duda el ascenso de su flow es cosa de meses. Mismo caso para el regiomontano ZutZut, que puso a la carpa electrónica (gran diseño a bailar marrano, a sudar el sexo con los mejores beats de arrabal en un poderío de viaje a mil por hora. Aunque Trillones también entraría en este cosmos de voces emergentes en otros planos, lo cierto es que el tijuanense se cuece aparte y aún podremos decir que es una potencia que seguirá repartiendo magia en la escena local.
Chet Faker y Kaytranada
Noche de confirmaciones: Pusha T derribando el cantón a base de bajos pasados de rosca y rima de la más lángara y seca. Como en pocos festivales en México, las bases grime, trap y más pringosas del hop han imperado como en el Ceremonia, en donde las nalgas de todos hicieron temblar las carpas y las tarimas.
Pusha T
Melody’s Echo Chamber por fin pudo presentarse en nuestro país y domó esa voz cálida y dulce que tiene, demostrando que no sólo juntarse con los Tame Impala y ser bella de presencia y voz es su fuerza. Hay una psicodelia pop muy refinada, con un en vivo sencillo y disfrutable que la ponen como un foco al cual poner atención en futuros discos y presentaciones.
Jungle
¿La gran figura de la noche? Difícil decirlo, dependiendo a quién le preguntes: ¿a los fans de The Horrors?, ¿A los que se entregaron a la precisión melódica y sensible de Chet Faker?, ¿O mejor a todos esos que nos quedamos boquiabiertos con la presentación de Jungle? Apostamos por el show de los ingleses, que son como TV on the Radio en “sabroso”, como si Mocedades hubiera hecho las cosas bien, como negros tocando soul en un contexto refrescado aunque discreto, como muchas cosas increíbles a la vez. Por ellos apostamos, qué bárbaros.
Snoop Dogg
Cuestión de marca
Ceremonia entiende muy bien el asunto de las experiencias y el poder de las marcas dentro de ellas; por eso las foodtrucks de casa, el ambiente de mercadito reconceptualizado o todas las activaciones “creativas e innovadoras” fueron relativamente un éxito en el festival: mucha gente contenta con el hecho de tener un concepto distinto y solvente en términos de demanda culinaria y alcohólica por parte de la mayoría de los asistentes. La estrategia de no vender líquidos en el área de comida parece que fue efectiva, ya que de cara a las 23:00 Hrs. la cerveza casi se había agotado. Hay toda una logística, en la que por el tema del diseño y la operación, Ceremonia ataca bien los puntos, su cluster de negocios refleja un conglomerado cada vez más profesional y efectivo, que sabe hacer negocios, y que en pocos años entendió su potencial y puntos claros para mejorar. Es decir, el Ceremonia como show, negocio, y experiencia de marca resultó en un acierto.
Al final, la relación costo-beneficio aparece para el target de Ceremonia con un gran pulgar arriba, con una estrategia que de inicio pintaba intrincada y repetitiva, un tanto endeble en su discurso, peo que ha sabido ponerse sólida y estar al frente de los dos o tres festivales de formato mediano que le están plantando frente al Vive Latino y al Corona Capital, como competencia seria en cuanto a cartel y curaduría se refiere. Un año más, en el que ni el frío, el cansancio y la distancia amainarán las ganas de otro así de bueno, o mejorado, corregido y aumentado en sus detalles como experiencia. Será lo que le genere fidelidad y apueste por su posicionamiento. Hasta entonces.