De Bahidorá en Morelos, al Ángela Peralta, en Polanco, Rhye regresó a la Ciudad de México pero distinto: ahora lo hizo en un edificio art decó tan seductor como Blood, su nuevo disco.
Por Ariana Bustos / Foto: radeaal.fm
Después de casi tres horas de espera con teloneros como el estadounidense Lo- Fang y los mexicanos Matilde Brand, el recién remodelado Frontón México experimentó su segundo concierto protagonizado por la banda originaria de Los Ángeles. Fue entonces, que a eso de las 22:00 horas apareció Mike Milosh y su séquito de músicos muy a la mexicana con su sombrero de charros. Aunque hubo disgusto por la prolongada antesala del concierto, la tenue voz de Milosh, al unísono con el violín, lograron minimizar la sensación que dejó la demora.
Aunque el bullicio intentó rebasar la voz del canadiense, pidió al público silencio, uno que duró poco, pero que creo un puente entre él y los verdaderos fans que pudimos disfrutar de su interpretación. Rhye pronto comenzó a complacernos con canciones como “The Fall”, “Verse”, “Last Dance” y una versión que no gustó mucho de “3 Days”.
Uno de los momentos cumbre fue cuando Mike Milosh cantó “Open”, de las canciones más conocidas por los asistentes, que evidencia la época en posiblemente conocimos a Rhye, una de enamoramientos a punto de consumarse. Además, la velada tuvo un momento histórico, la proximidad a su nuevo material discográfico y por el que esperamos más de tres años: Blood. A pesar de que el audio le quedó a deber a la banda, la energía con la que sonaba el violín, el chelo y los teclados prevaleció en la mayoría del set. El aspecto acústico es algo definitivamente deben tener presentes lo del Frontón si quieren convertirse en el nuevo venue.
En balance, Rhye nos dejó sentir el poder escénico que tiene, sin importar si es en un lugar es bajo la luz de la luna o un espacio de frontón sofocante. Eso sí, esperamos que en su próxima visita el público se dedique más al fluir de la melodía que a la charla que casi silencia la voz de Milosh.