Hablemos de sellos mexicanos y es que mantener un registro constante de la música grabada en México siempre ha sido un drama con una suerte variopinta, sobre todo si hablamos de rock, electrónica, pop rarón o experimentaciones varias. Desde que el rock era un arma de rebeldía hasta los días de las oleadas más diversas, los discos nunca han sido un esquema rentable para los pequeños sellos.
Esfuerzos como Discos y Cintas Denver, Pentagrama, El Angelito Editor, Pepe Lobo Records y un sinfín de sellos más, han empujado las escenas emergentes de un montón de grupos locales que de no ser por esas ediciones de bajo perfil, hoy sería más difícil aún marcar una cronología clara de la historia de la música mexicana.
Existen varios sellos, que sin ellos hoy no tendríamos grupos arrojados que deciden decantarse por la producción casera y la edición independiente de calidad, pese a que los recursos siempre han sido los mínimos.
Hoy recordamos a ocho de esas discográficas que en su momento nos cambiaron la vida, y que hoy honramos esperando unas chulas ediciones o revival padres para completar esa memoria sonora de México.
Los sellos mexicanos que marcaron huella en la música independiente
1. Opción Sónica
Edmundo Navas, melómano aferrado y coleccionista de coraza, dio vida en los albores de la segunda mitad de los noventa, a uno de los sellos con más visión y tino para darle salida a grupos y artistas que traían una revolución sonora a cuestas sin precedentes.
Rock poderoso de alto calibre como La Barranca, Los Esquizitos, Riesgo de Contagio, Limbo Zamba o La Perra desfilaron por Opción Sónica, pero también artistas de un rango más jazzístico y exploratorio como Magos Herrera, Julio Revueltas, Jaramar o Nine Rain también formaron parte de las filas del sello, al igual que artistas clave para entender la electrónica en México, como los primeros discos de Nortec Collective, Ford Proco, Hocico o Fax, entre otros. Pocos sellos mexicanos han atinado a un catálogo tan preciso e importante como Opción Sónica.
2. Culebra Discos
Antes de Culebra, el mercado mainstream de rock estaba copado por Rock en tu Idioma, Caifanes, Fobia y los mismos post ochenteros que salían a horas degeneradas de la noche con Verónica Castro o Ricardo Ochoa.
Pese a venir de una mainstream (BMG), Culebra tuvo a bien a editar los emergentes chilangos de más arrastre (La Lupita, La Castañeda, Santa Sabina), pero también volteó a ver a Guadalajara (Cuca, Gerardo Enciso) o Tijuana (Tijuana No). En algún momento, Culebra se expandió a mediados de los noventa e intentó editar a cantautores bajo el sub-subsello de La Solitaria (El Masterzo), pero aquello crasheó y dejó un hueco que no sería llenado hasta ya entrada la siguiente década. A recientes fechas se han reeditado en vinilo algunos de los discos de su catálogo, pero aquella fue una generación de cds poderosos, bien grabados y entrañables que no serían superados incluso por sus artistas más consagrados.
3. Suave Records
Sí, Suave Records parecía más un brazo para tirar lana por parte de algunos empresarios y viejos lobos de mar de las discográficas grandes. Tenían a Volován, el Soundtrack de “Y tu Mamá También” o los infames trabajos de Joselo, pero también editaron acoplados cabrones con una impronta particular de la electrónica y el rap que se estaba haciendo durante la mitad de los 2000. “El Jessico” de Babasónicos, “el País Maravilla” de Magos Herrera o Fantastic Plastic Machine, aunado a sus acoplados de chill out también florecieron con buen tino. Hubiera estado chido ver una continuidad de un sello que le estaba aportando un aire distinto al panorama musical de México.
4. Manicomio
Otra de las loqueras de las majors que supo aprovechar con creces la avanzada regia noventera en su máximo esplendor. Sendos discos de agrupaciones importantes como Control Machete, Zurdok o Resorte salieron primero en Manicomio, aunque también hubo chance de loqueras arrebatadas que hoy se recuerdan con asco y cariño a partes iguales, llámese Kokín o Los Estrambóticos. La mejor etapa de Illya Kuriaky & The Valderramas o La Gusana Ciega son completamente Manicomio.
5. Happy-Fi!
Monterrey demostró no sólo tener un segundo aire de creatividad, sino que dejó patente que la independencia y las ganas de hacer música que no fuera enteramente rock eran más fuertes. Happy-Fi! Dio visibilidad a grupos hoy de culto como Quiero Club, Niña o D3NDRON. Extrañamos a La Live Band, a Mario y Goma, entre un montón más.
6. Luna Negra
A veces sale a la luz y luego desaparece. Luna Negra ha vivido más de veinte años en el underground, arriesgando por las propuestas más experimentales, oscuras y retadoras del país. Oxomaxoma, Perfume de Mujer, Banda Elástica o José Luis Fernández Ledesma han dejado su huella en este sello de culto riguroso.
7. Noiselab Records
Héctor Mijangos, clavadazo profesional de la electrónica, dio vida a principios del 2000 a uno de los sellos independientes que supieron levantar y apuntar a las propuestas más vivaces de la escena local.
Sonido Lasser Drakkar, Los Fancy Free, sus acoplados electrónicos y hasta lo primero del IMS marcaron pauta para que la electrónica local no se ciñera únicamente al techno o el industrial. El repunte de Zoé hacia las grandes ligas no se entiende sin Noiselab Records, sello que también nos acercó en bonitas ediciones locales trabajos de The Libertines, Cat Power o Interpol, entre otros. Aún hace un par de años hemos visto intentos por no dejar morir este gran sello, pero se extrañan aquellos años de baile interminable y no wave refinado.
8. Orfeón
¿Qué demonios hace una grande en esta lista? Orfeón no sólo es clave por ser uno de las grandes discográficas de cualquier tipo de música en México, sino que su catálogo tiene cosas indispensables del rock en nuestro país, mismos que están perdidos, cuestan un ojo de la cara o tienen reediciones nada decentes. Que alguien libere esos discos de Los Rebeldes del Rock, Los Locos del Ritmo, Toño Quirazco y toda esa ola sesentera que hoy se ocupa para entender la historia musical nacional. Mucho abanico setentero contemporáneo a la generación Avandaro está oculto en las filas de Orfeón también (Javier Bátiz, Chicano, Nuevo México). Alguien dígales que urgen reediciones chidas, por favor.