“Jesus died for somebody’s sins but not mine… My sins my own, they belong to me”.
─Patti Smith
Por: Héctor Hernandez
Este texto está basado en el ensayo escrito por Camille Paglia, What’s in a picture, publicado en su libro “Free Women, Free Men: Sex, Gender, Feminism”. Es un tributo ─demasiado pequeño en comparación con todo lo que les debo y jamás podré pagar─ a mis heroínas, no de ciencia ficción, sino a las de carne y hueso: a mis profesoras, amigas, tías, primas y abuelas; a mi suegra; a mi hermana y mi madre; y a mi esposa.
Está dedicado a todas aquellas que enfrentaron ─y aún enfrentan─ estoicamente a la discriminación, la condescendencia y la extorsión sexual, sin capa ni espada, solo con el poder de su voz.
Cabello desaliñado, mirada penetrante, dientes apretados y cabeza en alto mostrando el cuello; camisa de hombre y un saco sobre el hombro. Patti Smith se muestra desafiante en la portada de su álbum debut. Camille Paglia la describe como la fotografía más electrizante que haya visto de cualquier mujer de su generación y la coloca entre la media docena de imágenes supremas de la mujer moderna desde la Revolución Francesa, una fusión entre las bellas artes y la cultura pop.
Patti Smith surgió no del movimiento feminista de finales de los sesenta e inicios de los setenta sino de la vanguardia artística neoyorquina y el decadente underground sexual. Una “Santa Loca” o loca santificada, “efeba, macanuda y trovadora”. Una mujer, con todas sus complejidades, lista y armada para la guerra cultural.
Andrajosa, harapienta, desaliñada e hirsuta, Smith desafía las reglas de la feminidad. Inspirada en Charles Baudelaire, Frank Sinatra, Bob Dylan y Keith Richards, se presenta como una mujer “llena de sentimiento, demacrada y desnutrida; pero disipada, arrogante y seductora”.
En 1975, un año antes del álbum debut de Ramones, Patti Smith hizo su aparición en la escena musical. 44 años después, Horses sigue siendo relevante. No solamente por la potencia de la portada, sino por el sudor y sangre derramados en cada una de las estrofas entonadas por Smith. Desde el inicio, con el cover a Gloria de Van Morrison hasta el cierre con la canción que le da título al disco, Patti Smith coloca al escucha en una montaña rusa de poesía y agresividad.
Gloria es una de esas canciones que se han covereado hasta el cansancio. Mi primer encuentro con esa canción habrá sido en alguna fiesta celebrada a finales de los ochenta, seguro rodeado de algunos familiares transformados por el alcohol. No fue aquella famosa versión interpretada en vivo por The Doors, sino aquel crossover de los Rockin’ Devils.
Años más tarde, escucharía a Jim Morrison interpretar la misma melodía, pero a ser sincero, nunca amé esa versión. Tres acordes extendidos servían para el despliegue de los alardes de alguien quien no tenía problemas para atraer a personas del sexo opuesto.
El rockstar sensual irresistible es uno de los temas más recurrentes en la cultura popular, pero no por eso es el más interesante.
La versión de Patti Smith comienza con una de las frases más emblemáticas en la cultura popular: “Jesús murió por los pecados de alguien, pero no los míos”. Esta oración breve, pero poderosa, confrontó a la “Poetisa Laureada del Punk” con los sectores más conservadores de la sociedad americana, aquellos que tenían el slogan “Jesus Saves” tatuado en la frente.
En poco menos de seis minutos, Smith desafía los peligros y desatiende esos consejos vacíos, esas reglas y normas convencionales que supuestamente han de alejar los demonios de la cotidianeidad. Con desdén y orgullo hace su entrada, se apropia del escenario con más poder que el mismo Cristo Psicodélico, Jim Morrison.
En las versiones anteriores, era obvio que el intérprete cantaba a una jovencita que llegaba a una fiesta, pero Patti Smith juega con la ambigüedad: ¿es ella Gloria o le está cantando a Gloria? Como escucha, uno intenta descifrar si Patti Smith está jugando con fuego, al adentrarse a las profundidades, a la boca del lobo, o si ella misma intenta seducir a Gloria.
La versión de Smith no es una canción de simple deseo sexual, es un grito desesperado de libertad y aventura. Como mujer abiertamente homosexual, es claro porqué Paglia pudo haberse sentido hipnotizada por esta melodía y porqué creyó que Patti Smith podría portar la bandera de la liberación femenina. Gloria escupe en la cara del victimismo y descarta la posibilidad de redención propia a través del sacrificio de otros, filosofía que va muy acorde con Camille Paglia.
Camille Paglia es abanderada de lo que ella llama feminismo amazónico, una facción del feminismo que ensalza la belleza femenina. Tanto Patti Smith como Camile Paglia han declarado abiertamente su fascinación por la belleza del cuerpo femenino presente incluso en la cultura pop. Camille Paglia es una fanática de las revistas de moda, Patti Smith es fan declarada del vídeo de Stay de Rihanna, a quien incluso covereó, además de defender el controversial desnudo incluido en el video.
Ambas se han declarado en contra de la corrección política que rodea los temas tabú de cada una de sus épocas. Ni Paglia ni Smith se ha mordido la lengua para opinar sobre sexo, religión, género, feminismo y demás. Ambas abogan por la libertad de expresión.
Patti Smith tiene una serie de joyas que no puedo dejar de citar:
I remember getting totally pissed off the first time I got a letter that started off with “Dear Ms. Smith.” A word like Ms. is really bullshit. Vowels are the colors and souls of poetry and speech. And these assholes take the only fuckin’ vowel out of the word Miss. So what do they have left? Mzzzzz. It sounds like a sick bumblebee, it sounds frigid.
“Every time I say the word pussy at a poetry reading, some idiot broad rises and has a fit. “What’s your definition of pussy, sister?” I dunno, it’s a slang term. If I wanna say pussy, I’ll say pussy”.
Smith y Paglia creen en las mujeres, en su capacidad contemplativa, creativa, expresiva, filosófica y científica. Ambas comparten una lengua afilada dispuesta a alzar la voz cuando algo no les parece y no se sienten castigadas por los genitales que sus cromosomas les otorgaron.
Ambas critican el sexismo, odio a las mujeres y hombres y los simplismos identitarios. Ambas coinciden en que la vida es espinosa y el crecimiento se da cuando sales de tu propia cabeza y experimentas el mundo.
Con todo y las serpientes venenosas que siempre seguirán colándose entre las grietas de los muros del Edén, avanza y no te detengas que solo tú puedes morir por tus propios pecados.