Más que un movimiento generacional, lo que ocurrió en México durante los años noventa y dosmiles fue una lucha de espíritu y resistencia. La censura alcanzaba todos los ámbitos, incluido el artístico: hablar de represión, feminismo, racismo, sexualidad, derechos laborales o de las desapariciones que se multiplicaban día con día era una apuesta arriesgada. Ante ese silencio impuesto, pequeñas bandas de rock, punk y ska comenzaron a convertirse en cronistas urbanos, denunciando las injusticias desde los barrios populares y defendiendo su autenticidad frente a las instituciones que pretendían disciplinar el discurso cultural.
Sekta Core: la voz incómoda de los barrios frente a la censura
El escenario musical independiente de la época se convirtió en refugio para estas expresiones incómodas. En un México marcado por el autoritarismo tardío del PRI y, posteriormente, por la supuesta transición democrática, las bandas alternativas no solo ofrecían música, sino un espacio de organización social, cultural y política. Sus letras eran un contrapeso al discurso oficial: un archivo sonoro de las calles, de la violencia cotidiana y de las carencias estructurales que no aparecían en los medios tradicionales.
En este contexto surgió Sekta Core, una agrupación que desde sus inicios planteó un discurso incómodo para las autoridades. Lejos de suavizar sus letras para buscar cabida en la radio comercial, la banda eligió confrontar la realidad con crudeza. Sus canciones narraban la inseguridad, las historias vecinales, las experiencias de vida en barrios marginados y, sobre todo, las injusticias cometidas por el gobierno.
Ese carácter contestatario pronto les trajo consecuencias: vetos, rechazos institucionales y limitaciones en sus presentaciones. En lugar de escenarios oficiales, Sekta Core encontró refugio en festivales alternativos, foros independientes, canchas deportivas y terrenos baldíos. Lugares donde no había censura, donde el público no era un consumidor pasivo, sino una comunidad activa que entendía y compartía el mensaje.
Paradójicamente, estas limitaciones fortalecieron el vínculo con su audiencia. Sus discos y demos circulaban de mano en mano en formato casero, en tocadas, convenciones y sobre todo en el legendario Tianguis Cultural del Chopo, epicentro de la contracultura capitalina. Allí, los cassettes de Sekta Core pasaban de mochila en mochila, expandiendo su alcance sin necesidad de los canales tradicionales de distribución.
El ska como símbolo de identidad y resistencia
Con la llegada de los años 2000, el ska en México comenzó a consolidarse como un movimiento de masas. Festivales multitudinarios, la internacionalización de algunas bandas y la expansión de la cultura alternativa hicieron que el género dejara de ser visto como un nicho. En ese panorama, Sekta Core mantuvo su esencia: nunca renunció a su identidad barrial ni a su compromiso social.
El momento clave llegó con Morbos Club (1997), editado bajo Columbia Records. Este álbum significó un salto de producción y distribución, pero sin abandonar la crudeza lírica ni la crítica social. Mientras otras agrupaciones suavizaban su discurso para conquistar a nuevos públicos, Sekta Core reafirmaba que su música no era entretenimiento vacío, sino resistencia cultural.
Canciones clave de Sekta Core
“Bola de fuego” – Crítica frontal a la represión y a la violencia institucional que azotaba los barrios en los noventa. Su ritmo explosivo refleja la urgencia del mensaje.
“El país del no” – Una radiografía sarcástica sobre las promesas incumplidas del sistema político mexicano, donde la negación parece ser la respuesta constante del Estado.
“Soy feliz” – Himno de resistencia desde la precariedad; muestra la capacidad de encontrar dignidad y alegría en medio de la adversidad cotidiana.
“Bastardos de la ley” – Denuncia directa contra los abusos policiales y la corrupción de las autoridades, convertida en un grito colectivo en sus conciertos.
“Compañeros” – Canto a la solidaridad y a la unión como fuerza frente a la represión y el desencanto social, con un mensaje de hermandad barrial.
“Ke le voy a hacer” – Crónica de la frustración juvenil, donde se mezcla la crudeza del barrio con un espíritu de lucha constante y resiliencia.
Discografía básica y momentos clave
Primeros EPs (mediados de los 90s) – Circulaban en casetes y copias caseras en el Tianguis del Chopo y en tocadas independientes.
Morbos Club (1997, Columbia Records) – Su primer gran álbum, un parteaguas que les dio visibilidad internacional sin perder su esencia crítica.
Futuras producciones (2000s en adelante) – Consolidaron su papel como una de las bandas más influyentes del ska mexicano, manteniendo su independencia y su compromiso con los barrios populares.
Más que una banda, Sekta Core se convirtió en un símbolo de resistencia cultural. Sus canciones no solo documentaron un país atravesado por la violencia y la desigualdad, también dieron voz a quienes rara vez eran escuchados: los jóvenes de barrios periféricos, los trabajadores precarizados, los vecinos que enfrentaban la inseguridad día con día.
En un tiempo de censura y precariedad, la música de Sekta Core fue un refugio y un altavoz. Hoy, revisitar su obra es también revisitar un archivo sonoro de la resistencia en México: un recordatorio de que la música puede ser un acto de denuncia, un espacio de comunidad y, sobre todo, un grito que ninguna represión logra apagar.
Sekta Core! en Arena CDMX
Prepárate para una noche de baile, sudor y unidad, porque el ska regresa a lo grande. El próximo 24 de agosto de 2025, la Arena Ciudad de México se transformará en el epicentro de la contracultura con la llegada de la Trilogía del Kaos, un evento que reúne a tres titanes del género: Sekta Core, Royal Club y Out Of Control Army.

Del barrio a la arena, de la calle al escenario, esta cita marca un momento histórico para una escena que nunca ha dejado de latir, aunque muchas veces se le haya querido silenciar.
Los boletos ya están disponibles a través de Super boletos y todas las zonas del recinto mantienen un precio accesible considerando la magnitud del evento. Desde el SP Platino hasta la Zona Negra, los precios oscilan entre los $628.00 MXN y $1,004.00 MXN, dependiendo de la ubicación. No hay zonas VIP ostentosas, no hay distancias simbólicas: este es un evento hecho para la banda, para la gente.









