¿Y si la luna no solo cambiara de fase, sino también de voz? Con Tornaluna (2018)  de la compositora mexicana, Vanessa Zamora nos invita a observar ese satélite en constante giro, reflejando luces y sombras que son, en realidad, las nuestras. El disco es un viaje que mezcla la intimidad de la confesión con la psicodelia de un caleidoscopio sonoro.

Para comprender el valor artístico de Tornaluna, basta imaginar una luna que gira, que muta, que no es nunca la misma. Ese devenir constante es metáfora perfecta del viaje emocional que propone Zamora en este, su segundo álbum: un cuerpo sonoro en tránsito entre el silencio y la euforia, lo íntimo y lo expansivo.

Tornaluna: Un paso hacia la paleta psicodélica

Tornaluna llego al mundo, luego de un debut con tintes más folk e íntimos, por lo que Zamora decidió que era el momento perfecto para experimentar y tomar el riesgo. El álbum abre puertas hacia texturas más coloridas, cargadas de influencias psicodélicas y matices pop alternativo. El título ya anticipa un mundo en transformación: la luna gira, “torna”, su fase no es fija, igual que las emociones humanas. (Extractado de entrevistas con Zamora)

El álbum cuenta con diez temas que se despliegan entre reflexiones sobre relaciones, memorias, soledad y amistad. Canciones como Malas Amistades y Buen Amigo (Interlude) dialogan entre sí; una expone heridas y la otra busca reconstrucción. En el segundo, el recurso de invitar a alguien cercano a compartir una frase real —grabada en una sola toma— genera autenticidad cruda.

Sobre la producción y la unión de mundos creativos

Detrás del pulso de Tornaluna está una colaboración que definió su color sonoro: Marian Ruzzi fue pieza clave en la producción, aportando líneas de bajo, sugerencias de arreglos y acompañando el proceso creativo. La grabación tuvo lugar en estudios como Sonic Ranch (Tornillo, Texas) y fue mezclada y masterizada con colaboradores que supieron respetar el lapso entre lo íntimo y lo expansivo.

El trabajo permite que la voz de Vanessa se mantenga como centro emocional, pero la rodea de capas que no sofocan, sino que dialogan: guitarras etéreas, atmósferas vibrantes, momentos de espacialidad. En este balance está la fortaleza del disco.

Momentos de espejo y de luz

Hay un hilo de honestidad que recorre Tornaluna, no solo en las letras, sino en los silencios y en los pasajes instrumentales. En Solegrande, por ejemplo, habla de la soledad no como ausencia, sino como presencia propia: ese espacio donde uno respira consigo mismo. En Hbls Mucho, la ausencia de vocales completas en el título habla del decir y del callar, del dejarse ir y del querer permanecer.

Ese juego entre lo dicho y lo oculto es el alma del disco: lo que se canta y lo que se insinúa, lo que se muestra y lo que queda entre líneas.

Desde su aparición, Tornaluna ha sido alabado como un disco que reafirma el talento de Vanessa Zamora no solo como compositora, sino como arquitecta emocional. Ha ganado espacio entre los oídos del público que busca una música honesta, que no teme plegarse al viaje interior. Medios universitarios y críticos de escena lo han destacado como un paso significativo hacia un pop más libre y menos predecible en México.

Además, su valor radica en cómo articula lo personal con lo universal: alguien que atraviesa rupturas, amistades, cambios, puede reconocerse en Tornaluna. Y eso genera un vínculo —el del oyente que se siente visto por la música.

La luna no se detiene

Tornaluna es un acto de crecimiento, de valentía sonora y emocional. Vanessa Zamora consigue que cada canción gire como un satélite propio: puedes acercarte, retroceder, volver; siempre hay algo nuevo que descubrir.

La luna no se detiene, y escuchar este álbum es un viaje hacia adentro, hacia afuera y hacia la luz que aparece en la mezcla de melodía, texto y atmósferas.

Únete a la celebración de Tornaluna en Foro Puebla

Este 4 de octubre, el Foro Puebla se llenará de memorias, colores y emociones cuando Vanessa Zamora celebre los siete años de Tornaluna, el álbum que no solo marcó su consolidación artística, sino que también la catapultó a la escena internacional como una de las voces más auténticas del indie pop mexicano.

Tornaluna de Vanessa Zamora: la luna no se detiene

El show no se limitará a Tornaluna. Vanessa ha prometido un recorrido por algunos de sus temas más emblemáticos, esos que se han convertido en himnos de libertad emocional para sus seguidores. En cada concierto, la llamada DAMALEONA transforma el escenario en un espacio íntimo pero poderoso, donde la vulnerabilidad y la fuerza conviven para invitar al público a cantar, bailar y sentirse parte de un ritual colectivo.

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