Todos aquellos que han rodado de acá para allá, se han dado cuenta lo difícil que es cuando las cosas no van bien, aquellos que fueron tormenta y tornado, quienes se ponen unas buenas pedas de angustia, esos son los que alguna vez han regocijado sus oídos con la música del príncipe de la canción, y siendo sinceros hemos sido bastantes.
Para tantas personas un mismo sentimiento, una voz que canta con desdén, hace que se rompan barreras de espacio-tiempo, tan así que bien podríamos imaginar a nuestros tíos bebiendo Bacardí pintadito, cantándole a la desgraciada que se fue; y de repente transportarnos a nuestras épocas, en donde bebemos lo que sea, gracias globalización, pero también lloramos, sentimos y empedamos bajo ese registro tan único que sólo José José pudo explotar.
Aceptémoslo, un álbum tributo a José José era más que justo, necesario, porqué obedece toda una tradición de la música latinoamericana, su voz de riguroso entrenamiento, misma que encantó a propios y extraños, dio como consecuencia un séquito de músicos que crecieron con sus canciones, algunos de los más influyentes artistas de nuestro país y de américa latina se juntaron en un tributo, por allá en el lejano 1998, qué sirvió para homenajear y dar a conocer a un público no tan familiarizando, la obra del príncipe.
En 2014 esto se volvió a repetir, escuchamos un segundo volumen de canciones tributo a José José, todo con un aire distinto al que ocurría a finales de los noventas, con mayor información y un número de escuchas más jóvenes, pero no por eso, menos familiarizados en las canciones de este artista, y desde el principio la duda que rondó el aire fue ¿Entonces, cuál es el mejor?
Si lo analizamos desde un plano sencillo, esta simple pregunta desata una gran polémica, porque nunca va existir una voz definitiva en cuanto a gustos se refiere, una persona que vivió en el apogeo de José José es obvio que preferirá comprar un álbum recopilatorio, que un tributo como tal, la gente más joven, a la que le tocó el primer tributo lo preferirá, ya que son bandas que sonaban con más fuerza en ese momento, y por lo tanto alguien de estas fechas, gustará de los sonidos y bandas más actuales, a pesar de eso, las obvias razones no figuran como un hecho definitivo.
Para evaluar un tributo se puede ver de diferentes perspectivas, de entrada podemos afirmar que el primer volumen lleva el mérito de ser un disco innovador, ya que adapta un concepto sonoro, pero no pierde la esencia de cada artista conforme pasaban los tracks, por lo cual no es un álbum perdido en el limbo, sino que realmente parte de un sonido en común. A pesar de que su segunda edición mantiene de alguna forma dicha base, en esta obra se recarga un poco más al sonido que tienen las bandas, algunas, como el caso de Paté de Fua o La Santa Cecilia, debido a su concepto musical, ya que por hacer un cover es razonable que las bandas no alteren su sonido, sino que lo adaptan.
Otro punto importante son las versiones, que como dirían en el mundo empresarial, tienen muchas áreas de oportunidad, nos referimos a aquellas versiones que carecen de fuerza o se salen demasiado del contexto, en este caso me parece equilibrado, ya que en ambos tributos hay covers que no favorecen a las bandas que las interpretan, claro que aquí aplica un poco de subjetividad, razón por la cual omitiré nombres, ya que mis gustos personales no son motivo de reflexión, sólo son un ejemplo de que en estos tributos siempre existirán bandas, o inclusive versiones, que nunca nos terminarán de convencer y en este caso específico, la balanza se queda “equilibrada”.
Sabemos que, en ocasiones, el renombre no es sinónimo de calidad, pero sí es factor a la hora de presentar estás obras, porque el primer volumen se caracterizó por contar con artistas de cierto renombre en su época, y que actualmente siguen teniendo, si bien tal vez no el mismo peso que antes, aún figuran como referentes por su trabajo, en el caso del álbum 2014, disfrutamos mucho de artistas emergentes y unos cuantos “undeground” que se van filtrando al mainstream, como es al caso de Ventilader, una agrupación que lleva mucho tiempo en su circuito y que poco a poco se va abriendo paso, o como fue el caso de los antes mencionados, La Santa Cecilia, unos californianos quienes luego de ese tributo se fueron colando más en la escena de nuestro país.
Para concluir de la mejor manera, ambos trabajos funcionan como un complemento del otro, por las enigmáticas canciones que los dos contienen, por el concepto que se maneja sobre los artistas y la libertad que tienen para crear, pero a la vez respetar un legado y un sonido. A pesar de esto, notamos que el primer tributo cuenta con versiones muy fuertes, que muchos de los artistas tocan actualmente en sus conciertos, debido a la gran aceptación del público, algo poco común para un tributo, por lo general esas versiones se quedan grabadas para la posteridad y este álbum, afortunadamente, no fue el caso. Independiente de esto, al final ambos trabajos figuran como parte de una misma obra, como si viéramos una pareja mirándose uno al otro pensando: Si nos juzgan o no ¿y qué?, aquí sólo contamos, tú y yo…