La noche del 4 de mayo una buena cantidad de fans nos dimos cita en el Pabellón Oeste del Palacio de los Deportes, parecíamos tímidos en un principio al entrar al recinto que, si bien no es uno de lo más grandes que tenemos en la Ciudad de México, ha sido testigo de varias y muy buenas presentaciones. La Femme sin duda, será una de ellas.
Una noche mágica, mística y lúcida con La Femme
Una vez dentro, nos fuimos dejando llevar y tomando confianza con la presentación opening de Sam Quealy que, desde el primer momento, atrapó toda nuestra atención con su música techno pop y la sensualidad con la que bailaba. Verdaderamente un show que seguramente en el futuro veremos como estelar. Desde ese momento todos nos fuimos entregando al recinto, cediendo en disposición, con una chelita en mano, nos dejamos llevar totalmente para recibir con todo a La Femme.
Y ahora sí, salió la agrupación con la mejor de las actitudes vestidos uniformemente con trajes blancos y solapas negras, super elegantes. Comenzaban los primeros acordes y la euforia se desató. Una de las primeras rolas fue Oú va le monde, y sin saber francés, todos la coreamos, fue un buen momento cuando el vocalista se bajó a cantar entre el público ansioso de bailar.
Fueron transcurriendo las canciones y al mismo tiempo la banda iba generando un ambiente íntimo, estábamos ellos y nosotros en una misma energía. Fueron quitándose la ropa y no hacíamos más que enamoramos hombres y mujeres con sus cuerpos, con sus voces. Cuando tocaron Elle ne t’aime pas ya estábamos completamente extasiados.
Es increíble que una banda a pesar de no estar en el idioma dominante, inglés, ni tampoco totalmente en el nuestro, el español, pueda conectar tanto con su música. Desde sus inicios en 2010 han demostrado que no son solo otra banda de rock en francés. La idea inicial de formar la banda fue de Sacha Got y Marlon Magneé quienes encontraron su complemento en París con Noé Delmas en la batería, Sam Lefevre en el bajo y Clémence Quélennec en la voz.
En sus distintos álbumes han experimentado con distintos ritmos, en algunos es más fuerte el sintetizador y otros pueden ser más suaves. En Teatro Lúcido, su último disco, en su mayoría en español y con ritmos latinos, han mostrado una transformación sin dejar de ser la misma maravillosa banda. Disfrutamos mucho las canciones de este disco, sus bailes y la compañía en todo momento de la guapa Sam Quealy que no se separó en toda la presentación.
También tuvimos la sorpresa de una invitada del Teatro Lúcido en México, un lugar en donde ellos se han sentido cómodos y refugiados con el arte y misticismo de este lugar. Leyeron-cantaron un texto lleno de pensamientos profundos sobre la naturaleza y los seres humanos.
Por si todo lo anterior no fuera suficiente para poder decir que fue un magnífico show, concluyó con el vocalista entre nosotros, cargándolo por todo el recinto al mismo tiempo que bailábamos y cantábamos sabiendo que el final estaba cerca pero que sería uno de los más gloriosos que hayamos presenciado.
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Fotos por: Miriam Alguna